La economía de las islas pasa por una fase expansiva, pero el comercio emite algunas señales de alarma. El sector ha perdido productividad, destruye empresas -que no puestos de trabajo-, sufre una excesiva atomización, baja cualificación laboral e invierte poco en tecnología.

La Fundación Impulsa ha recogido -y cuantificado- estas debilidades en 'El comercio ante la búsqueda de una nueva fórmula de valor', un informe promovido por Caeb que concluye con algunas recomendaciones para revertir la tendencia. "El sector comercial está expuesto a una gran transformación, más aún que el financiero. Hay que torear esa transformación, no nos podemos quedar de brazos cruzados", subrayó ayer el director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera, durante la presentación del documento.

El comercio representa un 10,2% del PIB de Balears, genera 2.300 millones de euros, aglutina el 15,3% de las empresas de las islas y genera el 15% de su empleo. Las cifras hablan de la importancia del sector para la economía del archipiélago, y también de algunas dificultades. "Hay un problema de productividad y de generación de valor", advirtió Riera.

"Siete de cada diez empresas se dedican al comercio minorista, un porcentaje mayor que en el resto de España. Eso dificulta activar las palancas necesarias sobre él para impulsar una necesaria especialización", destacó el economista.

La dotación tecnológica de las empresas de Balears también es insuficiente: 2.726 euros frente a los 3.410 euros de la media española.

La cifra es baja en un contexto en el que la penetración del comercio electrónico en las islas ha crecido. De hecho, el 47,9% de los isleños habían hecho compras por internet en 2017, más que la media española.

"Cambio estructural que ya está presente: tecnológico, normativo, demográfico. El sector reclama mayor diversificación y especialización. El entorno se ha hecho más complejo y necesita de un proceso de adaptación con nuevos productos y líneas de negocio", indicó Riera.

"Hay que actuar", abundó el economista. "Hace falta talento, tecnología y seguridad jurídica. También es necesario un cambio de cultura: una visión empresarial amplia e interacciones con otros sectores como la restauración o los transportes. No transformaremos nada desde una pequeña baldosa", sentenció.