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Marta Vall-Llosera: "Las ciudades tienen que hacernos más felices"

"Tenemos un parque de vivienda que hay que mejorar en muchos aspectos" - "Con el alquiler turístico se ha llegado a un exceso"

Vall-Llosera apela a los municipios a que aprueben un catálogo de patrimonio contemporáneo. m. mielniezuk

Marta Vall-Llosera (Lleida, 1962) está a punto de finalizar un mandato de cuatro años al frente del Colegio Oficial de Arquitectos de Balears (COAIB). Convencida de la necesidad de incidir en la divulgación de la actividad arquitectónica y la protección del patrimonio contemporáneo, desliza que quiere repetir.

P¿Estamos volviendo a construir demasiado?

R No. Estamos muy lejos de las cifras de la etapa del 'boom' de la construcción, a la que no tendríamos que volver. Estamos con un 67% de los proyectos que teníamos en 2007. Y si hablamos de viviendas, estamos haciendo un 19% de las que hacíamos entonces.

P¿Qué hay que hacer con los alquileres?

R Hay un desfase entre la oferta y la demanda; y casi podríamos decir entre oferta y necesidad. Hay una urgencia con el alquiler. Aquí siempre ha habido una cultura enfocada a la compra. Pero a raíz de la crisis, comprar es inasumible para mucha gente. Hay que tender a una cultura del alquiler, como en Europa. Y equilibrar la oferta y la demanda para tener un alquiler asequible.

P Habitualmente se dice que hace más frío en un piso de Palma que en uno de Estocolmo.

R Nos falta mucho para llegar a los niveles de eficiencia energética y sostenibilidad de los países del norte de Europa.

P Pero en teoría la lucha contra el cambio climático también pasa por construir edificios sostenibles. ¿No nos lo estamos tomando en serio?

R Tenemos unos retos pautados por Europa muy claros y estamos muy lejos de conseguirlos. Ya deberíamos haber cumplido parámetros que todavía ni hemos organizado. Algo se ha mejorado con el nuevo Código Técnico, pero nos falta mucho camino por recorrer. Hay que tener en cuenta que el 40% del consumo energético se produce en los edificios; y el 35% de emisiones también. Hay mucho trabajo por hacer en los nuevos edificios, y también en los ya existentes. Un 45% de los que hay en Balears son anteriores a 1980. Y en aquella época no se hacían actuaciones en este sentido.

P ¿Los arquitectos están preparados?

R Los arquitectos tenemos la formación para hacerlo, pero falta sensibilización de la gente. A lo mejor una vivienda sostenible implica una mayor inversión, pero con el tiempo se va a rentabilizar y además estaremos siendo responsables con nuestro entorno y con la sociedad. También faltan incentivos de las administraciones públicas, y educación.

P Ha mencionado que el 45% de los edificios de las islas se levantaron antes de 1980. ¿No es un porcentaje muy alto?

R Tenemos un parque de vivienda que hay que mejorar en muchos aspectos. Desde el Colegio insistimos en que el mantenimiento de los edificios es responsabilidad de todos; coger una patología a tiempo tiene un coste bajo.

P¿Se hacen inspecciones suficientes?

R El informe de evaluación establece un sistema de inspección de edificios. Pero insisto en que falta concienciación. Muchas veces hablamos de derechos, pero también tenemos unos deberes como ciudadanos. Tenemos derecho a una vivienda digna y a una ciudad sostenible, pero también el deber ciudadano de conservar los edificios de la mejor manera posible.

P¿Podemos estar tranquilos con el estado de conservación de los edificios?

R Las inspecciones dan una alerta si detectan algún problema de seguridad. Tengamos en cuenta que una pequeña gotera no supone ningún problema si se pone solución de manera inmediata. Pero si no es así, puede acabar afectando a la estructura del edificio.

P Después del 'boom' del ladrillo, ¿estamos creciendo ordenadamente?

R Aquella etapa de excesos nos tiene que hacer reflexionar sobre lo que queremos en el futuro. Hay una tendencia a un urbanismo más sostenible y responsable, enfocado sobre todo a la rehabilitación y renovación de espacios. Dentro de los barrios hay zonas degradadas que tenemos que recuperar. Eso puede ser una oportunidad para crear nuevas dinámicas sociales, integrar barrios unos con los otros y tener las tiendas más cerca para no tener que desplazarnos tanto. Las ciudades tienen que ser más saludables y también hacernos más felices; unos espacios más amables harían más felices a las personas.

P Aquella etapa de excesos también fue rentable para los arquitectos.

R Ahora estamos en un parón obligatorio que, como le digo, nos invita a reflexionar. En todo caso quiero poner en valor que siempre ha habido arquitectos que han trabajado de forma responsable y mesurada. Quizás eso se ha visto menos, pero ha habido una arquitectura local y adaptada al entorno que no ha caído en excesos.

P¿La crisis cerró muchos despachos?

R Sí, fue muy dura. No solo para los arquitectos, para todo el sector. Sería deseable mantener un equilibrio y no volver a caer en estos desequilibrios.

P¿La rehabilitación ya les da más trabajo que la nueva construcción?

R A nivel estatal las rehabilitaciones suponen el 35% de nuestro trabajo, mientras que en Alemania rondan el 60%. Por ahora no tenemos datos fiables para Balears porque nos faltan unas estadísticas. Esto me lleva recordar que es necesario crear un observatorio de datos transversal, que contemple aspectos relacionados con la vivienda y con el medio ambiente. Así podríamos tomar las decisiones más adecuadas.

P Tanto si es para construir como para reformar, ¿sus principales clientes son extranjeros?

R Ha habido una inversión muy fuerte en el mundo hotelero, y en este caso los clientes son mayoritariamente locales. En cambio, si hablamos de vivienda residencial, la situación ha cambiado. Antes de la crisis construíamos un 70% de vivienda plurifamiliar y un 30% de unifamiliar, pero ahora la proporción está invertida. Se hace mucha vivienda unifamiliar y además con unos estándares de calidad muy altos que suele ser de promotores extranjeros.

P Se construye mucho para gente con alto poder adquisitivo y poco para la clase media.

R Sí. Y Balears tiene un problema añadido: no hay suelo. Por eso es tan importante recuperar y regenerar.

P Hay quienes quieren convertir su piso en un hotel.

R Son usos diferentes. En esto se ha llegado a un exceso que ha afectado a la disponibilidad de vivienda a precios asequibles. Es un sector que se tendría que regular y estudiar caso por caso. No es lo mismo el casco antiguo de una ciudad que un pueblo pequeño.

P¿Los ayuntamientos cuidan su patrimonio?

R Hay que insistir en la necesidad de que todos tengan aprobado un catálogo de patrimonio. Hay que concienciar a la gente de que, si tenemos el patrimonio que tenemos, es porque hubo gente que se preocupó por mantenerlo. En estos momentos nos toca a nosotros mantener toda esta arquitectura contemporánea para que no desaparezca.

P¿El Palacio de Congresos le gusta?

R Está hecho por un arquitecto con una trayectoria reconocida. Es un edificio fruto de un momento determinado. Puede que con un replanteamiento actual la ubicación hubiera sido otra. Ha sido muy complejo llegar hasta aquí, ahora hay que desear que dé rendimiento y aporte beneficios para la ciudad.

P ¿Qué uso le daría al edificio de Gesa?

R Es patrimonio contemporáneo de la ciudad, pero para que se pueda mantener se le tiene que dar un uso. Es un elemento protegido, no puede seguir en este estado de abandono.

P ¿Las arquitectas han roto su techo de cristal?

R La incorporación de la mujer ha sido posterior y el tiempo pondrá las cosas en su lugar. A día de hoy un 50% de las estudiantes de Arquitectura son mujeres, pero las que llegan a colegiarse suponen un porcentaje más bajo. Hay que dar visibilidad al trabajo que hacen las arquitectas y animarlas a que se incorporen de lleno al mundo de la arquitectura.

P Está a punto de finalizar su mandato al frente del COAIB. ¿Cuáles han sido los principales logros?

R Hemos intentado enfocar nuestro trabajo en el ámbito social y divulgativo; y en paralelo hemos hecho una serie de actuaciones para mejorar del ejercicio profesional de los colegiados. Colaboramos con las administraciones públicas en una legislatura marcada por muchos cambios legislativos. Y apostamos por un proyecto cultural y de difusión de la arquitectura, sensibilización en temas de patrimonio y medio ambiente. Nos gustaría seguir en esta línea.

P ¿Qué queda pendiente?

R Muchas cosas. Seguimos batallando para que las administraciones concedan las licencias con más agilidad. En Mallorca el plazo para la tramitación es de catorce meses de media, según una encuesta que hicimos a 183 arquitectos de Balears. Estamos trabajando conjuntamente con la Federación de Entitades Locales de Balears para acortar esos procesos administrativos.

P ¿Marta Vall-Llosera tiene ganas de presentarse a un segundo mandato?

R Estamos en ello. Siempre hay ganas de continuar y seguir haciendo cosas.

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