Cabrera se convierte en el mayor parque nacional marítimo-terrestre del Mediterráneo occidental después de la ampliación de la protección de sus aguas, que pasará de las 10.000 a las 90.000 hectáreas protegidas. El Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado este viernes la ampliación del territorio protegido, una reivindicación de los grupos ecologistas y del Govern que topó con la oposición de un sector de los pescadores del archipiélago menor.

La ampliación aprobada hoy en el Consejo de Ministro permite incorporar al Parque 12 de los 13 sistemas naturales marinos que la Ley de parques nacionales obliga a incluir en su red para conservación. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se comprometió en su visita el pasado verano a Cabrera a esta ampliación, solicitada por la Conselleria de Medio Ambiente de Vicenç Vidal y bloqueada por la anterior ministra Isabel García-Tejerina.

"Es un gran paso en la conservación de los ecosistemas marítimos que tradicionalmente han sido los grandes olvidados en la protección ambiental", ha anunciado la ampliación del parque la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.

Lugar "clave" en la ruta migratoria de aves

Lugar "clave" en la ruta migratoria de avesEl Archipiélago de Cabrera constituye "el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español", como recuerda el Ministerio para la Transición Ecológica en su página web. El Parque Nacional Marítimo-Terrestre cobija "toda la riqueza natural de este conjunto de islas e islotes calcáreos" que van desde importantes colonias de aves marinas, especies endémicas y uno de los fondos marinos "mejor conservados de nuestro litoral".

Cabrera es un lugar "clave" en la ruta migratoria de más de 150 especies de aves -tanto en otoño como en verano- como la gaviota de Audouin o el halcón de Eleonora. Sus albergan praderas de posidonia: una planta con raíces y flores endémica del Mediterráneo con una "excepcional importancia ecológica", cuyos tallos dan cobijo a numerosos peces como la chopa, la vaca, la dorada, el dentón, la lubina o la salpa que se alimenta de sus hojas.

También se pueden apreciar erizos, sepias y la nacra: un enorme molusco que emplea la pradera submarina como escondite. Sus fondos rocosos, informa el Ministerio, son los hábitats submarinos que ofrecen "un mayor esplendor y diversidad", y proporcional a la fauna refugio y alimento. En estos espacios habitan los meros -peces de gran tamaño-, las escórporas y rascacios -de venenosas espinas y maestros del camuflaje-, los pulpos -animales muy curiosos e inteligentes-, las morenas, los congrios..., todos ellos moradores de cuevas y recovecos.