La semana pasada, en vísperas de la convención nacional del PP, los principales cuadros del partido en Balears cenaban en un restaurante de Madrid. Entre los comensales, sentado junto al alcalde de Campos y mano derecha de Biel Company, Sebastià Sagreras, como uno más, se encontraba José Ramón Bauzá. Era sólo cinco días antes de dar el portazo, de darse de baja de la formación con la que presidió el Govern y disparar con toda su artillería contra la actual cúpula en las islas en su momento más crítico, a cuatro meses de las elecciones y devorados en su flanco más a la derecha por el previsible ascenso de Vox.

Con su salida, Bauzá cierra una etapa en la que ha topado una y otra vez con la soledad de encontrarse despojado de poder. Cuatro años en los que no se ha conformado con su papel en el Senado y en el que ha maniobrado para volver a la primera línea, siempre sin éxito y sin apoyo del PP.

Con los peores resultados electorales hasta hoy del PP en Balears, anunció en mayo de 2015 su renuncia a la presidencia del partido. Eso sí, con la idea de permanecer unos meses más al frente de la formación, hasta el congreso para su sucesión, al que no llegó nunca a poner fecha. Durante un mes trató de dilatar el momento, intentando aferrarse para controlar su relevo y encontrar una "salida digna". La rebelión de los suyos torpedeó parte de sus planes. Un mes después de las elecciones, sus críticos consiguieron echarle, pero con billete hacia Madrid y rumbo al Senado.

Fue barrido en las primarias

Un año se mantuvo sin hacer demasiado ruido. Alguna entrevista en medios nacionales marcando perfil y poco más. Eso sí: sin cerrar la puerta a volver a primera línea. Un año y medio después anunciaba su candidatura a las primarias para recuperar el control del partido. Se alió con los sectores más escorados del PP y con los enemigos más íntimos de Company. De nada le valió y fue barrido sin lograr cosechar ni un tercio de los apoyos.

El partido le dio de nuevo de lado. A partir de ahí se centró en Madrid. Desde el Senado logró algún cargo de responsabilidad, con el que trató de recuperar algo de protagonismo.

Por entonces, su ruptura con el PP era total. Para los populares, pasó a ser un tema tabú en público y objeto de crítica en privado. Incluso quedó totalmente aislado del resto de senadores baleares del PP.

Con la tensión de Cataluña, volvió a salir en escena. En primera línea de la foto, tras Albert Rivera. Su nombre se empezó a vincular a Ciudadanos, pero rápidamente este partido le cerró las puertas.

Después de la moción a Mariano Rajoy, dio un paso al frente y, con la redacción de un documento de propuestas, trató de encontrar apoyos para liderar una "corriente liberal" en las primarias nacionales con la que garantizarse un hueco en el partido. La candidatura de Pablo Casado le dejó out y, pese a que la victoria del actual presidente del PP se aventuraba como un escenario idóneo para Bauzá, la conexión entre Génova y la cúpula de Company ahogaron todas sus opciones.

Su salida del PP abre un nuevo capítulo, donde la vuelta a la farmacia parece la opción menos probable. Vox niega su fichaje. Cuatro años después de salir del Consolat, Bauzá sigue sin encontrar su lugar.