Gran parte de los venezolanos residentes en la isla observan con "esperanza" el terremoto político que el pasado miércoles sacudió Venezuela cuando Juan Guaidó se proclamó presidente interino del país caribeño y conminó a Nicolás Maduro a desalojar el Palacio de Miraflores, sede gubernamental.

"Lo que tiene que quedar muy claro es que Guaidó no se autoproclamó", afirma María Fernanda Oliveros, residente en Mallorca desde hace siete años y medio. "La última victoria electoral de Maduro no fue reconocida por la comunidad internacional y su acto de juramentación tampoco fue legal. Así que había un vacío de poder y Guaidó salió nombrado presidente interino, una posibilidad recogida en la Constitución", manifestó ayer esta venezolana. "Esto no es una cuestión de izquierda o derecha, sino de derechos humanos", sentenció María Fernanda.

"No vas a encontrar a ningún chavista en Mallorca", coinciden todos los consultados. "Somos unos cinco mil residentes venezolanos en Balears. Y la gran mayoría somos opositores", indicó Arturo Quintero, presidente de la asociación de venezolanos en el archipiélago.

"Hemos sido víctimas de una tragedia; hemos tenido familiares allí que han muerto por falta de medicinas. En 2017 Maduro dejó de pagar las pensiones a los venezolanos que habían emigrado. Hay gente perseguida o víctima de expropiaciones arbitrarias del Gobierno. La inseguridad se ha desatado y si vas a protestar te juegas la vida", subrayó Quintero.

En 2017 los residentes del país caribeño en Mallorca organizaron en Palma un referéndum promovido por la oposición venezolana y que tuvo réplicas en ciudades de todo el Estado. "Votaron 1.240 personas y el 99% se pronunció contra Maduro", afirma Quintero.

Este venezolano llegó a Mallorca en 2003 "huyendo" de un país que entonces gobernaba Hugo Chávez. "Se veía lo que estaba por venir, todo se había politizado. Yo estaba enfermo de cáncer y me echaron de mi empresa. Si te pronunciabas contra el Gobierno ya te señalan como enemigo de la revolución", relató Quintero.

Unos años antes, en 1999, llegó Melchor Salas. Más bien regresó, porque aunque ha vivido la mayor parte de sus 73 años en Venezuela, nació en Palma. "En la misma plaza Major", precisó.

Este mallorquín de nacimiento volvió para que un hijo con necesidades especiales recibiera una mejor asistencia médica que la que tenía en Venezuela. También se declara contrario al régimen de Maduro y critica la "tibieza" de Pedro Sánchez con el Gobierno que representa Guaidó. "España debería ser más decidida porque es la madre patria. Hay infinidad de españoles allí a los que el Gobierno ha arruinado expropiándoles las empresas. No hay nada en los supermercados, todo ha degenerado mucho. Eso no se puede defender", manifestó Salas, uno de los pensionistas emigrados a los que Maduro cortó el grifo en 2016. "Es mi dinero, he trabajado toda la vida y me lo han quitado", lamenta.

A ninguno de los venezolanos consultados les incomoda el apoyo de Donald Trump a los últimos acontecimientos. Tampoco a María Isabel Sorrigalbano, que emigró hace dieciséis años. "Salí por una cuestión política. Los técnicos [profesionales liberales] fuimos los primeros en darnos cuenta de que el país estaba degenerando. Espero que España nos apoye realmente, no solo con una llamada telefónica al presidente", destacó esta venezolana.

Sorrigalbano observa "preocupada" al creciente número de víctimas mortales que está generando este conflicto, pero matiza: "Es el costo que tenemos que pagar para conseguir la libertad. Un 23 de enero de hace 55 ya acabamos con una dictadura. Ahora lo hemos vuelto a hacer. Que Dios bendiga a los que lo han conseguido", añade esta mujer que, en todo caso, descarta volver: "Soy mayor y ya he empezado muchas veces de nuevo".

Ricardo Urrecheaga se destacó como opositor al régimen fundando un partido político, Independientes por el Progreso, que se presentó en el Estado de Bolívar. "Estoy muy preocupado. Mis hijos, mi padre y mi hermano están allí. Mi padre murió a consecuencia de una neumonía por falta de medicamentos", recuerda este venezolano de ascendencia vasca.

Lleva solo cinco meses en Mallorca, pero pese al cambio que se está fraguando no tiene intención de volver. "No sé si algún día se darán las condiciones para regresar, yo he sido muy activo en las redes sociales contra Maduro. La intención es traerme a mis hijos aquí porque allí no se les puede ofrecer un futuro", afirma Urrecheaga.