Hace casi cuatro años que la empresa Sanifit, fundada por dos estudiantes de la Universitat de les Illes Balears, era titular en varios periódicos, pues había conseguido 36,6 millones de financiación para el estudio de un fármaco. Joan Perelló y Bernat Isern estudiaron Química, y a raíz de sus estudios de doctorado crearon la empresa, ya centrada en su molécula estrella: el compuesto SNF472.

"La molécula fue obtenida en la universidad, nosotros creamos el puente entre ella y las farmacéuticas", cuenta Joan Perelló, ahora director de la empresa. La compañía ya tenía once años cuando recibió esa partida de financiación, y el fármaco ya se encontraba en la fase I de estudio.

El proyecto de Sanifit cuenta con dos enfoques que avanzan a la vez. Uno de ellos se centra en la enfermedad cardiovascular derivada de la insuficiencia renal y cuenta con 274 pacientes que serán tratados durante un año. Está en fase IIB y acabará a finales de 2019. En un programa paralelo, con el mismo principio activo investigan la calcifilaxis, una enfermedad calificada como rara. "Ha superado ya la fase II", explica Perelló. Actualmente, están preparando una ronda de financiación, a la vez que presentan a las agencias de los medicamentos (European Medicines Agency, en Europa; Food and Drug Administration, en Estados Unidos) los análisis de los datos de la fase II terminada. Estos acuerdos con las agencias son pasos previos a la fase III, la última antes de la comercialización del producto.

Un fármaco necesario

El director de Sanifit explica que las personas pueden perder funcionalidad de los riñones por causas varias, que derivan en una enfermedad llamada insuficiencia renal. La última etapa, conocida como enfermedad renal en estadio final o ESRD, es padecida por unos tres millones de personas en todo el mundo. Sus causas de riesgo principales son la hipertensión y la diabetes. Uno de sus tratamientos es la diálisis, terapia mediante la cual se purifica la sangre de un paciente cada dos días aproximadamente, durante cuatro horas. "En situación normal, los riñones purifican a lo largo del día. Con la diálisis, en cambio, se acumulan residuos en la sangre durante 48 horas", explica Perelló. Por lo tanto, los problemas de riñón se tratan cada dos días, pero eso no evita que la falta de filtración de la sangre derive en problemas cardiovasculares. Y ahí es donde el producto de Sanifit se centra.

"Por sorprendente que parezca, no hay terapias para tratar estas afecciones derivadas del fallo renal", afirma. Los principales productos que se dan a pacientes con enfermedad cardiovascular son unas moléculas llamadas estatinas. Lamentablemente, no funcionan en pacientes con diálisis, explica Perelló.Una de las consecuencias principales de los problemas cardiovasculares es la acumulación de calcio en las arterias. Éstas, en principio flexibles, se ven endurecidas por dichos depósitos y como consecuencia al corazón le cuesta más bombear la sangre a través de ellas. Entonces, se hipertrofia para ganar fuerza. Finalmente, puede derivar en arritmias o muerte cardiovascular, explica Perelló.

El fármaco SNF472 tiene una actuación dirigida a estas placas de calcio. Busca estos depósitos de calcio en las arterias y se deposita ahí. Si están en las fases iniciales evita que se formen, y si están más avanzados, evita que crezcan y empeoren la situación, explica Perelló. "Se han hecho estudios epidemiológicos que han demostrado que a medida que progresa esta calcificación arterial, aumenta el riesgo cardiovascular en mortalidad", afirma. De ahí que frenar ese proceso sea el objetivo.