El acoso escolar en las aulas, en los pasillos, en los patios, en los baños o en la calle sigue su tendencia a la baja, pero el acoso a través de las redes sociales va al alza.

El curso pasado los centros educativos de las islas actuaron ante 436 posibles episodios de acoso escolar aunque finalmente se determinó que solo un tercio de ellos (123) se trataban efectivamente de bullying y se afrontaron desplegando del todo el correspondiente protocolo. Se emitieron más alertas desde los colegios que desde los institutos y en 61 casos se presentó denuncia ante la Policía o la Fiscalía.

La mayoría de las veces que estos episodios han acabado materializándose en denuncia eran casos de ciberbullying.

En total, los centros localizaron y notificaron a la conselleria de Educación 65 casos de posible ciberacoso, un 27% más que el año pasado.

Así lo recoge la memoria del curso pasado del Institut per a la Convivència i l'Èxit Escolar (Convivèxit). Su directora, Marta Escoda, explicó que todos los estudios sobre el tema recogen que en general se está produciendo un incremento del ciberacoso y en este sentido valoró que ahora los centros de las islas ven este problema como algo que les afecta y deben atajar, cuando antes lo percibían como algo ajeno a la realidad del centro.

Escoda indicó que cada vez reciben más demandas desde los colegios e institutos relacionadas con las nuevas tecnologías y vinculadas con el hecho de que niños disponen de teléfono móvil cada vez a edades más tempranas.

En este sentido, el conseller Martí March recordó que los centros tienen autonomía para decidir las normas de uso estos dispositivos y que algunos lo han prohibido del todo, mientros otros lo usan con fines pedagógicos y establecen determinados límites y restricciones. En cualquier caso, March destacó el necesario papel de las familias a la hora de educar a sus hijos para que hagan un uso responsable de los móviles: "La escuela no lo puede hacer todo".

¿Por qué solo un tercio de los avisos de los centros se confirman como acoso escolar? Escoda explicó que los profesores, las familias o los propios alumnos dan la voz de alerta si un estudiante está sufriendo, pero detrás no siempre hay bullying, puede tratarse de un conflicto entre iguales. Para que se considere acoso escolar debe haber una continuidad temporal; intencionalidad y un desequilibrio en la relación. Escoda valoró que los centros reaccionen y activen por si acaso el protocolo de acoso escolar si detectan un conflicto porque precisamente la actuación rápida puede favorecer que ese conflicto no se acabe convirtiendo en bullying.bullying

El director general de Innovación y Comunidad Educativa, Jaume Ribas, aplaudió que las cifras demuestran que los centros "conocen el protocolo y lo usan" y que la mayoría cree que la convivencia es "buena o muy buena". El informe, indicó, va en sintonía por tanto con la memoria del curso pasado del Policía Tutor, que recoge una caída de las intervenciones en los colegios e institutos.

Los responsables de Convivèxit creen que la clave son los trabajos preventivos. Escoda destacó que los centros desarrollaron el curso pasado 1.711 programas de convivencia, un 39% más que el año anterior. Destacan los de igualdad; metodologías avanzadas; programas de acogida y cohesión del grupo; detección de casos de abuso; adicciones y diversidad sexual.

March concluyó que "no hay que ser triunfalistas" pero se puede hablar de una mejora del ambiente, algo imprescindible para "mejorar los resultados".