Igual que la comunidad carcelaria se tatúa amor de madre en sus cuerpos para resaltar el apego incondicional de sus progenitoras, Carmen a buen seguro que estará tentada de tatuarse un amor de hijo en una parte bien visible de su anatomía.

Porque esta madre debe estar bien orgullosa de su hijo Rubén, que ha removido todo el Servei de Salut y a todos sus conocidos para obtener fondos y hacer posible lo que, desde ayer, ya es una realidad: Que pueda recibir en Zúrich (Suiza) una carísima radioterapia con protones para intentar eliminar para siempre un raro tumor que responde al nombre de condrosarcoma y que se caracteriza por generar tejido cancerígeno a través del hueso del cráneo.

"Yo a mi madre no la dejo ni pa atrás", sentenciaba Rubén antes de partir, ayer lunes, desde Palma con destino a Zúrich para comenzar en breve una radioterapia con protones. Su madre será el cuarto paciente balear derivado por el Servei de Salut a esta localidad suiza para recibir una terapia de estas características en la última década, según confirmó el propio departamento de prestaciones del IB-Salut.

Rubén empieza por el principio, desde que en el mes de octubre de 2017 su madre comenzó a padecer fuertes mareos y pérdidas de visión. Alarmados, acudieron a Son Espases donde varios TACs y resonancias determinaron que tenía un tumor bastante grande en el hueso que soporta la cabeza.

"El primer síntoma del tumor fue la paralización del nervio óptico de su ojo izquierdo, por eso lleva ese parche. Poco a poco, le fueron haciendo más pruebas", continúa.

Operación de diez horas

La primera intervención quirúrgica, realizada por el equipo de neurocirujanos del hospital de referencia, se produjo el 28 de mayo del año pasado. "Fue una operación de diez horas de duración durante las cuales le extrajeron la mayor parte del tumor. La biopsia determinó que se trataba de un condrosarcoma de grado dos que, nos informaron, no origina metástasis (no se disemina por otras partes del cuerpo) pero sí se reproduce. Además, había quedado un resto no que no pudieron extirpar y que estaba pegado a la arteria carótida", explica con sus palabras el hijo.

No satisfechos con el resultado, los neurocirujanos le plantearon a la familia la necesidad de realizar una segunda intervención, ésta a través de la nariz apoyados por un equipo de otorrinos, que se llevó a cabo el pasado mes de octubre. "Nos dijeron que se trataba de un caso bastante raro y difícil y que le habían podido extraer la mayor parte, pero que continuaban quedando restos de difícil acceso. Por eso, concluyeron, la única manera de eliminarlo del todo era con una terapia de protones en Suiza ya que aún no está disponible en nuestro país", continúa Rubén.

Pero, para recibirla, era preciso desplazarse hasta el Instituto Paul Scherrer (PSI) en Villigen, una pequeña localidad a cuarenta kilómetros de Zúrich. "Se trata de un laboratorio experimental con un acelerador de partículas que carece de camas de hospitalización, por lo que nos hemos tenido que buscar una pensión", prosigue.

Como los gastos para mantenerse en Suiza durante los aproximadamente 35 días hábiles que durará el tratamiento son elevados y la familia no puede afrontarlos -las dietas que da el IB-Salut no cubren el coste real- Rubén se ha movido. Primero organizó un partido solidario de baloncesto en el parque de Son Oliva con el que recaudó 1.075 euros. Y a través de una página en Facebook, totalmente transparente, para evitar suspicacias tras casos como el de Nadia Nerea, sigue obteniendo fondos de amigos y conocidos. "Somos una familia muy querida y en casos como este se demuestra que, quien siembra, acaba recogiendo", se ufana Rubén.

Un hijo que no se separará de su madre en las próximas semanas. "Le ayudaré con el idioma y le cuidaré porque, tras cada sesión, tendrá náuseas y fuertes dolores de cabeza. Tiene que estar totalmente inmovilizada durante la terapia ya que, al entrar en el cerebro, los protones le pueden hacer daño. Nos han dicho que hay un 5% de posibilidades de sufrir efectos secundarios como estenosis (estrechamiento arterial) que provoquen ictus, ataques de epilepsia o pérdidas de memoria", asume.

"Nos dijeron que probablemente esta terapia estará disponible en nuestro país en 2020, pero mi madre no tenía tanto tiempo. Un año más no nos duraba. Y con una radioterapia convencional le podían freir el cerebro. Ahora, sin embargo, nos dan hasta un 80% de posibilidades de una curación total", concluye un esperanzado hijo que solo piensa en regresar con su madre curada en el mes de marzo y poder descansar y olvidarse de esta pesadilla.