P ¿Cada vez se diagnostican más cánceres porque cada vez vivimos más y porque de algo hay que morir?

R Se diagnostican más cánceres por dos motivos. El primero de ellos efectivamente porque vivimos más y ahora hay más tiempo para diagnosticarlos. Y el segundo por nuestros malos hábitos de vida y porque estamos sometidos a factores externos que propician la aparición de los tumores.

P ¿A qué factores externos se refiere?

R Al tabaco, a la contaminación atmosférica, al alcohol.También está demostrado que la obesidad favorece la aparición del algún tipo de tumor.

P ¿Cuáles?

R Los tumores hormonosensibles como el cáncer de mama o el de colon.

P ¿Son el alcohol y el tabaco tan determinantes para acabar desarrollando un tumor?

R Si se evitara el consumo de tabaco y de alcohol al cien por cien, se reducirían en un 30% los casos de cáncer. O quizás algo más, eso es seguro.

P ¿Cuáles son los últimos avances en las terapias anticáncer?

R La inmunoterapia, que poco a poco está aplicándose a la mayoría de los tumores. Y ya empiezan a notarse sus beneficios en los cánceres de pulmón, en los urológicos, en los de cabeza y cuello y en los de mama. También las terapias dirigidas están cosechando resultados muy buenos. Un tipo de cáncer de mama que hace 15 años tenía muy mal pronóstico hoy dispone de un tratamiento dirigido muy efectivo.

P Póngame un ejemplo de las ventajas que han reportado estas terapias diana.

R Siempre que se trate a un paciente concreto con la terapia que precise, se está mejorando mucho la supervivencia de los pacientes. Antes un paciente con un cáncer de pulmón metastásico (extendido) tenía una esperanza de vida de entre cuatro y seis meses. Ahora, con estos fármacos diana, sobreviven más de cuatro años.

P ¿Sustituirá la inmunoterapia a la quimioterapia en los tratamientos contra el cáncer?

R Yo creo que no. El futuro va a estar en la combinación de diferentes tratamientos. Por ejemplo en el cáncer de pulmón, una de mis especialidades, es preferible combinar la quimio con la inmunoterapia porque cosecha mejores resultados que por sí solos. Pero la quimio no creo que desaparezca. Los tumores de testículo se curan con quimioterapia clásica. ¡Incluso los que están en fase metastásica!

P ¿Es cierto que se inyectan virus en las células cancerígenas para que nuestras defensas las ataquen?

R No es exactamente así. Ahora hay fármacos capaces de inhibir el bloqueo que se establece entre el tumor y los linfocitos.

P ¿Puede explicármelo de una manera más sencilla?

R Los linfocitos son como los soldados de nuestro sistema de defensa. El tumor, que es muy listo, los engaña y los bloquea impidiendo que actúen contra él. Pues bien, los nuevos fármacos rompen esta unión y permite a los linfocitos actuar.

P Hágame una clasificación de los tres tipos de cáncer que no le gustaría desarrollar bajo ningún concepto.

R El peor es el de páncreas porque se comporta de una manera muy agresiva y suele diagnosticar muy tarde. El tumor cerebral tampoco. Porque afecta a cosas básicas para tener una buena calidad de vida como la movilidad, la inteligencia, la memoria. Y en tercer lugar pondría a los del área de la cabeza y cuello. Porque los tratamientos para ellos son muy dolorosos y estéticamente muy desagradables y por eso, como mujer, no me gustaría desarrollarlo.

P ¿Y los tres más asequibles para las actuales terapias?

R El de mama, por sus buenos resultados, en primer lugar, seguido del de colon, también con buen pronóstico, y el de cáncer de útero, que no hay que confundirlo con el de cérvix.

P ¿Y en fase metastásica?

R Uno de mama o uno de pulmón con mutaciones tributarias de recibir un tratamiento.

P Hace ahora tres años me dijo que alrededor del 60% de los cánceres se curaban. ¿Ha aumentado este porcentaje con las nuevas terapias?

R Más curaciones no lo sé. Pero lo que sí te puedo asegurar es que los pacientes ahora sobreviven más tiempo con muchos tipos de cáncer. Una supervivencia de cuatro o cinco años de un paciente con un tumor extendido no la veíamos antes.

P ¿Mantiene su servicio el hospital de día oncológico para las urgencias de unos pacientes que sí suelen tenerlas? ¿Le ha facilitado la gerencia el personal que precisaba para mantenerlo abierto por las tardes?

R Sí, el hospital ha contratado a un oncólogo que compartimos con la unidad informática del Millenium. El problema es que la consulta de urgencias del hospital de día cierra a las ocho de la tarde y hasta entonces suele estar ocupada por pacientes ubicados en sillones para sus tratamientos. Una enfermera atiende las llamadas y valora la gravedad de las mismas, promueve unas urgencias con agenda y bien controladas porque se trata de unas urgencias especiales. Para mejorar este servicio sería ideal disponer de un horario más amplio y de un oncólogo de guardia.

P Hablemos del caso Minerval (la comercialización irregular de un fármaco aún no aprobado, en fase de ensayos clínicos, por parte de Pablo Escribá, un catedrático de Biología Celular de la UIB), que usted denunció. ¿Cuándo tuvo noticias por primera vez de ese proyecto investigador?

R A principios de los noventa. El neumólogo Àlvar Agustí, una persona muy interesada en todo tipo de proyectos de investigación, me invitó por mi especialidad en cáncer de pulmón junto a su equipo a una sesión clínica en la que Escribá iba a presentarnos sus investigaciones con el fármaco y sus resultados. Los neumólogos le trasladaron preguntas sobre la metodología de su investigación y yo recuerdo haberle hecho apreciaciones en el sentido de que presentar una imagen no es suficiente para afirmar que un tumor está respondiendo a un determinado fármaco porque puede haber otros medicamentos causantes de esta modificación que no son objeto de la investigación. En definitiva, se cuestionó la metodología que había empleado.

P ¿Cuándo me dice que se realizó esa sesión clínica?

R No lo recuerdo bien, el doctor Àlvar Agustí acababa de llegar. Pon que sería entre 1994 o 1995. Y aquí quedó todo pese a que yo pensé que ya le había dado el fármaco a algún paciente.

P ¿Ya en esos momentos estaba experimentando con seres humanos?

R Sí, porque teóricamente nos había presentado imágenes de algún paciente al que ya le había dado la sustancia. No eran de ratones las imágenes. Por eso los neumólogos le cuestionaron su método, porque en estas investigaciones las cosas tienen que ir pasito a pasito. Yo pensé que eso quedaría ahí y que no iría a más.

P Pero no fue así...

R No. Años después me volvieron a llegar noticias de que estaba dando el fármaco a más pacientes.

P ¿De qué fecha habla?

R No lo recuerdo bien, es difícil, dos mil y algo.

P Entonces tuvo noticias de que lo estaba dando a otros pacientes€

R Sí, pero a muy pocos. En primer lugar la gente no te cuenta que está tomando un medicamento experimental y tumores cerebrales no había tantos.

P ¿Cuál fue el detonante que le llevó a denunciar el asunto?

R En 2015, un compañero que ya no trabaja en este hospital me denunció que se lo estaba dando a una sobrina suya que padecía un cáncer cerebral. Paralelamente, una residente mía me informó de que su suegro, que vivía en Menorca, también había comprado el medicamento y lo había recibido por correo. Entonces decidí informar a mis superiores, que imagino que hablaron con la UIB, y también al Colegio de Médicos, que me contestó pidiéndome que aportara pruebas de mi denuncia.

P ¿Por qué ha dicho que pensaba que sus superiores informaron a la UIB?

R Porque recibí una visita en mi consulta del rector Llorenç Huguet y de dos vicrerrectores.

P ¿Recuerda quiénes eran?

R No, pero tengo la costumbre de guardar todas las tarjetas de la gente que viene a verme (se levanta y rebusca en uno de los cajones de su mesa. Vuelve con dos tarjetas). Eran estos. (Una tarjeta corresponde a Jaume Carot, vicerrector de Investigación y Postgrado, y la otra a Antoni Aguiló, vicerrector de Campus Saludable).

P ¿Cuándo se produjo esa reunión y cómo concluyó?

R Sería el año 2015 y, nada, me escucharon y se marcharon. No supe nada más del asunto hasta que me llamó Francesca Mas (presidenta del Consell Social de la UIB que acabó denunciando el caso a la Fiscalía).

P Entre la reunión con Huguet y sus dos vicerrectores y la llamada de Mas, ¿cuánto tiempo transcurrió?

R No lo recuerdo bien, pero en torno a un año y pico.

P ¿Qué le parece la forma de actuar de la UIB en todo este escándalo?

R Aunque fue Francesca Mas la que me preguntó si estaba dispuesta a denunciar el caso a la Fiscalía, no sé si investigaron a fondo el asunto. Creo que todos tenemos algo de corporativismo.

P ¿Qué le parece el archivo judicial del caso al no acreditarse el presunto delito de estafa?

R No opino sobre sentencias judiciales. Además, yo no quería que se judicializara el caso, sino tan solo que pararan la venta de ese fármaco en fase de investigación. Para mí era un engaño que se ofreciera este medicamento. Y más a esos precios tan elevados. Y aún más a personas desesperadas con un cáncer cerebral que, como te he comentado antes, afectan a la memoria, a la inteligencia, a la capacidad de comprensión. El deterioro intelectual los hacía más moldeables, era más fácil engañarles. Además, al estar tomando Minerval, se hurtaba a esas personas la posibilidad de someterse a tratamientos más beneficiosos.

P La dirección general de Farmacia le reclama a Escribá un millón de euros por la irregularidad administrativa de haber comercializado un fármaco aún no aprobado por las agencias reguladoras. ¿Le parece justa la sanción y a qué cree que debería destinarse el dinero?

R Te repito que yo no buscaba que a ese señor le pusieran una multa, sino tan solo que pararan la venta del Minerval, así que no opinaré sobre la sanción. Sobre el destino para el dinero, creo que habría que devolvérselo a las personas que lo pagaron. Aunque, pensándolo bien, todos habrán fallecido. Y si no lo han hecho, eso es que no tenían un cáncer cerebral, eso te lo puedo asegurar. También se podría dedicar a un proyecto de investigación sobre el cáncer. Aunque, eso sí, a uno que no liderará el doctor Escribá (risas).

P ¿En cuántos proyectos de investigación está trabajando ahora su servicio médico?

R Tenemos más de 30 ensayos en marcha con grupos cooperativos de todos los hospitales del país. Y derivamos a pacientes al Vall d'Hebron, al Clínic y al Institut Català d'Oncologia (ICO) para que participen en ensayos en fase II y III en los que ya prueban nuevos fármacos en seres humanos y puedan beneficiarse de ellos antes de que se comercialicen.