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Hígados (humanos) envasados al vacío

Especialistas de Balears están experimentando nuevas técnicas para atajar las hemorragias internas que habitualmente se producen en accidentes de tráfico o en episodios de 'balconing'

Hígados (humanos) envasados al vacío

"Ante un gran impacto como puede ser un accidente de tráfico o un caso de balconing, las vísceras sólidas del abdomen que peor aguantan este tipo de choques son el bazo y el hígado", comienza el cirujano general y digestivo Juan José Segura, uno de los investigadores de una nueva técnica para tratar las hemorragias hepáticas masivas a consecuencia de estos impactos que mejore el packing hepático, una técnica empleada desde la II Guerra Mundial, hace ahora más de 74 años.

Aún en la actualidad, cuando llega un paciente accidentado se le realiza una ecografía para determinar si en su abdomen hay mucho líquido libre, síntoma de que se ha producido una hemorragia interna. Ante estos casos y si el paciente no se encuentra estable, explica Segura, se va a quirófano.

"Una vez abierto, si comprobamos que la hemorragia procede del bazo, lo extirpamos ya que se trata de un órgano sin el que se puede vivir. Si por el contrario la hemorragia es del hígado, la cosa se complica ya que se trata de un órgano vital y muy complejo. La hemorragia hepática no es fácil de solucionar, requiere de una gran experiencia y pericia por parte del cirujano", continúa el cirujano.

Se abre como un libro

Cuando el hígado se rompe por un fuerte impacto, se abre como un libro, explica gráficamente Segura, y a los cirujanos no les queda otra opción que aplicar la única técnica vigente hoy en día para estas problemáticas: se colocan compresas alrededor del hígado intentando, mediante presión, parar la hemorragia y conseguir que el órgano recupere su forma original.

"No todo el mundo puede hacer un buen packing hepático (nombre con el que se conoce a este método) ya que se trata de una técnica compleja en la que un exceso o defecto de presión puede tener consecuencias funestas. Además es fácil que se pierdan algunas de las compresas colocadas", advierte el cirujano.

Tras esta intervención de urgencia, se sutura al paciente y se aguardan entre 48 y 72 horas a que pase la "tormenta inflamatoria" que supone el accidente, se le da tiempo para que pueda afrontar una segunda cirugía con unas "condiciones sistémicas mejores", prosigue el especialista, que recalca que en este periodo de tiempo el enfermo es controlado constantemente en la UCI o REA mediante una monitorización intensiva, analíticas y drenajes.

Una vez superada la "tormenta", el paciente es llevado de nuevo al quirófano donde se le retiran las compresas para ver si la hemorragia se ha atajado. En caso contrario, si el hígado continúa sangrando con profusión, hay que reiniciar el proceso.

"Si no hay hemorragia, tienes que reevaluar el hígado para comprobar qué partes de él pueden haber quedado inservibles y ser extirpadas por un cirujano hepático, preferiblemente. Se puede vivir con medio hígado", revela Segura.

Otra opción disponible hoy en día pasa por la intervención de los radiólogos intervencionistas, que pueden controlar y taponar el sangrado metiendo contrastes por los vasos una vez realizado el packing en quirófano por los cirujanos.

Decidir la presión

Pero la nueva solución en la que trabajan tanto Segura como el jefe del servicio de Cirugía General y Digestiva de Son Espases, Xavier González, y la unidad de cirugía hepatobiliar del hospital palmesano así como otros dos cirujanos del Servicio Andaluz de Salud -Jesús Cañete, del hospital Valme de Sevilla, y Julio Reguera, del Virgen de Rocío de esta misma ciudad- consiste en colocar un plástico alrededor del hígado y succionarlo hasta que rodee todo el órgano. Algo similar a un envasado al vacío que todo el mundo ha solicitado en algún comercio para llevarse algún producto fuera de las islas.

"Pensamos que es una técnica más sencilla y de aprendizaje más asequible para cualquier cirujano", elogia Segura antes de añadir que permite decidir más eficientemente la presión a la que se somete al hígado para parar la hemorragia y que ésta solo se ejerza sobre el órgano afectado. "Otra de las ventajas es que, a diferencia de lo que ocurre con la técnica actual, es imposible perder compresas y permite disponer de un drenaje con el que controlar la evolución posterior de la hemorragia", completa.

Este revolucionario método se encuentra en fase de experimentación. Comenzó su desarrollo al obtener Segura una beca de unos 4.000 euros procedente del hospital de Son Espases que premiaba a los mejores proyectos pilotos.

En el desarrollo de este nuevo packing con plástico al vacío ha sido fundamental el trabajo realizado por Rafael Morales, coordinador de cirugía oncológica peritoneal de Son Espases y experto en experimentación con animales, subraya Segura, que quiere resaltar de esta manera las probaturas realizadas con cerdos no solo en los laboratorios del IdISBa en Son Espases sino también en el centro de investigación biomédica de Lleida.

En estos momentos, el instituto de investigación balear acaba de hacer efectiva la solicitud para registrar la patente de este nuevo modelo de packing que puede revolucionar el tratamiento, y los resultados, de las intervenciones para atajar las hemorragias masivas hepáticas. Por de pronto, ya hay una empresa privada interesada en el proyecto y en diseñar el primer prototipo industrial de este envasado al vacío hepático.

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