La compra de viviendas en Baleares desciende por primera vez durante los últimos años, según los datos facilitados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), un hecho que desde el sector promotor se achaca principalmente a que el producto que está en el mercado va dirigido a una clase media-alta y alta cuya demanda ya ha tocado techo, mientras que las clases medias y bajas no pueden acceder al valor que los inmuebles han alcanzado en las islas.

Según los datos del INE, durante los primeros once meses del pasado año se vendieron en el archipiélago 14.401 residencias, lo que supone un descenso del 2,6% frente a las 14.798 del mismo periodo de 2017.

Un aspecto a tener en cuenta es que en estos momentos la demanda residencias de Balears se nutre fundamentalmente de la vivienda usada, pero el descenso aparece tanto en ésta como en la de nueva construcción.

En concreto, entre enero y noviembre del pasado ejercicio se adquirieron en las islas 11.890 inmuebles usados, por debajo de los 12.245 de 2017, con una bajada que roza el 2,9%.

Respecto a la vivienda nueva, en esos primeros once meses de 2018 se adquirieron 2.511, de nuevo por debajo de las 2.553 de 2017, lo que supone una bajada del 1,6%.

Por lo que respecta al dato del mes de noviembre, en esos 30 días se compraron en el archipiélago 1.190 residencias, con un descenso del 7,2% respecto al mismo mes de 2017, mientras que en el conjunto del país se ha dado una subida del 2,8%, un alza que es especialmente intensa en Cantabria (30,3%), La Rioja (28,8%) y Castilla-La Mancha (26,6%).

El presidente de la asociación de promotores de Baleares, Luis Martín, señala que las nuevas residencias que se están edificando siguen siendo escasas y además su precio hace que se dirijan al mercado de clases medias-altas y altas, que es "finito", ya que la demanda masiva se encuentra entre las clases media y media-baja, que no pueden optar por la compra debido a que su poder adquisitivo es insuficiente. Hay que tener en cuenta que los bancos han endurecido las condiciones para conceder una hipoteca, exigiendo que el comprador aporte inicialmente un 20% del valor del piso, lo que impide que muchas familias puedan aspirar a la adquisición, frente a la "barra libre" que el sector financiero mantuvo antes de la crisis.

Además, Martín recuerda que también el mercado de la vivienda usada es limitado, a lo que se suma que su valor ha aumentado de forma muy potente durante los últimos años.

Otro elemento que se apunta es que muchas de las compras de los últimos años estaban realizadas como inversión y por extranjeros, una demanda que se ve desincentivada por los altos precios que se han alcanzado en las islas, lo que limita la posibilidad de hacer negocio posteriormente con ese inmueble al venderlo o ponerlo en alquiler.