El gran defensor del ecumenismo y el diálogo interreligioso en Mallorca, Llorenç Alcina Rosselló, falleció ayer en Palma

El que fuera canónigo de la Seu y ahora emérito ejercía también de forma oficial los exorcismos en la diócesis de la isla. Uno de los rasgos más característicos de la carrera religiosa de Alcina fue su lucha por reforzar la relación entre las iglesias cristianas en el archipiélago.

Mañana martes 15 de enero se celebrarán las exequias a las 9.30 horas en el cementerio de Son Valentí. La misa funeral tendrá lugar a las 20 horas en la Seu y no habrá velatorio.

Nacido en agosto de 1939 en Ciutat fue ordenado sacerdote en 1967 y en los años setenta ocupó el cargo de secretario particular del obispo de Mallorca Rafael Álvarez y posteriormente de Teodoro Úbeda.

Profesor de filosofía, se encargaba de llevar a cabo de forma oficial los exorcismos en la iglesia mallorquina lo que suponía la práctica de 25 ritos anuales con la finalidad de expulsar al demonio de las personas que se considera que están poseídas por el maligno. Cada año, en el mes de enero, se encargaba de organizar la semana de la oración. Su tarea de promoción del diálogo ecuménico se remonta a los años setenta cuando fue elegido delegado diocesano. Tras su posterior cese volvió a encargarse de este cometido en los años noventa al fallecer monseñor Alexandre Suciu Mircea. En 2004 y 2006 repitió en su trabajo de promoción del acercamiento interreligioso, un cargo que ocupó durante más de tres años. También formó parte del equipo asesor de la delegación de vida consagrada durante el año 2010.

Rector del Seminario Major

La influencia del teólogo Llorenç Alcina en la diócesis mallorquina se plasmó al ejercer diferentes responsabilidades a lo largo de su trayectoria religiosa, algunas de ellas relacionadas con la formación cristiana. En 1975 fue el rector del Seminario Major de Palma. La vocalía de la Vicaría Episcopal de Vida Religiosa le llegó en 1990 y más adelante pasó a ejercer de canónigo penitenciario.