Lo que ocurrió el pasado lunes por la tarde en el hospital de Manacor ocupará un lugar destacado en la historia de las agresiones al personal sanitario de esta comunidad, unos ataques que lamentablemente son cada vez más habituales. Una testigo presencial de la agresión de un paciente a dos cirujanos y a un anestesista que acababan de intervenirle en el hospital comarcal ha explicado que la persona en cuestión ya dio muestras de su ofuscación cuando se encontraba en la sala de reanimación a la que son trasladados todos los pacientes tras una intervención quirúrgica.

"Se encontraba tan alterado que su madre y su mujer intentaron calmarlo pero agredió a ambas también, las tumbó", explicó muy gráficamente. Según el relato de los hechos de esta testigo, una vez que consumó el ataque a sus familiares el paciente, aún no satisfecho, salió completamente desnudo por los pasillos del centro comarcal persiguiendo a la cirujana que acababa de intervenirle. A esta profesional no le quedó otro remedio que huir a la carrera y encerrarse en un cuarto de baño para sustraerse al violento individuo.

Tal y como aseguró en unas declaraciones efectuadas al Col·legi de Metges, a las que ha remitido este viernes tras ser contactada por este rotativo y negarse a hablar más de este asunto, la cirujana que tuvo que refugiarse del ataque del paciente en los baños del hospital hasta la llegada de las fuerzas de seguridad manifestó que vivió la agresión "con angustia y muerta de miedo" ya que "nos vimos impotentes y totalmente desprotegidos" ante un comportamiento que "nunca antes habíamos visto en un paciente". La cirujana recalcó que "no estamos acostumbrados a este tipo de violencia, por lo que los profesionales nos sentimos desprotegidos ante hechos así".

La testigo de los hechos, aunque no se vio afectada por este episodio de violencia, sí se encontró de repente con varios agentes de la Policía Nacional en la zona de quirófanos del hospital comarcal, normalmente una zona de acceso restringido a la que solo se puede acceder tras una serie de medidas higiénicas.

"Había varios agentes de Policía con todo su equipo, chalecos antibalas y pistolas. El paciente, que ya había sido reducido, se encontraba esposado sobre una camilla antes de que se lo llevaran", ha añadido. Sobre qué aspecto tenía el agresor, la testigo se ha limitado a señalar vagamente que se trataba de un varón de mediana edad, de entre treinta y cuarenta años, y que llevaba varios tatuajes diseminados por diferentes parte de su anatomía.

Sobre los motivos que pudieron desencadenar su violenta reacción, entre los diferentes profesionales sanitarios circulaba la teoría de que, al parecer, la persona habría consumido alguna sustancia estupefaciente antes de ser intervenida lo que, en combinación con la anestesia, podría haber propiciado un estado de alteración más incontrolable de lo habitual.

No obstante, el Col·legi de Metges ya señaló ayer que los cirujanos afectados descartaron que la actitud agresiva del paciente tuviera relación con los posibles efectos de la anestesia, ya que la intervención se desarrolló según lo previsto y sus efectos ya habían sido neutralizados en el área de reanimación.