CaixaBank va a presentar mañana a los sindicatos un expediente de regulación de empleo destinado a reducir su plantilla, dentro de un plan que busca rebajar en un 18% su red de oficinas en toda España, y para las próximas semanas se espera el que se va a poner en marcha desde el Santander tras la absorción del Popular para proceder también al cierre de parte de esas instalaciones. Este proceso va a conllevar para Mallorca el que durante 2019, y a lo largo de algunos ejercicios más, la cifra de estas dependencias se mantenga a la baja, según coinciden en señalar tanto fuentes de las propias entidades financieras como de los sindicatos, dando así continuidad a una reestructuración que ya ha supuesto la desaparición durante la última década del 40% de las oficinas que tenían en las islas.

"El modelo que imperó durante los años 90 y los primeros de este siglo, en el que había una oficina bancaria en cada esquina, ha desaparecido", se señala desde UGT, y se trata de un cambio que no tiene marcha atrás, se añade desde CCOO. Las entidades financieras consultadas hablan en términos muy similares: "El modelo de pequeñas oficinas bancarias con dos empleados resulta ya inviable", se señala, y se añade que se ha entrado en una etapa con menor implantación de estas dependencias, pero haciendo que sean más grandes, con más personal y más especializadas, a lo que se suma el desarrollo de nuevas tecnologías que permiten a los clientes realizar operaciones sin necesidad de acudir a ninguna de ellas.

Desde una de estas entidades se aporta un dato clave: el 86% de las operaciones que registra se realizan ya por canales electrónicos (cajeros automáticos, app de móviles, o internet por citar algunos ejemplos). Menos de un 15% se desarrollan en un cara a cara entre el cliente y el empleado del banco.

Todo ello con una tendencia que se va a seguir intensificando de la mano del desarrollo de nuevas tecnologías, según subrayan representantes del sector bancario.

Recorte de oficinas en Balears

Los datos del Banco de España señalan que en 2008 las islas contaban con 1.256 oficinas de entidades financieras. Durante el verano de 2018 esa cifra se situó ya en 779, lo que implica un recorte del 40%. Casi la mitad de las dependencias que la banca tenía en Balears ha desaparecido.

El sector ha registrado un doble ajuste. Uno relacionado con el boom inmobiliario y una concesión masiva de crédito, que generó una fuertísima expansión de la citada red de oficinas, con una crisis posterior que conllevó además la desaparición de las cajas de ahorros, reconvertidas en bancos o absorbidas por éstos, lo que obligó a reducir sustancialmente las citadas dependencias (no hay que olvidar que las fusiones dieron pie a duplicidades). Pero ahora el ajuste ha pasado a ser estructural: el modelo bancario ha cambiado y cada vez es menor el número de operaciones presenciales.

Las entidades defienden que ello supone una mejora del servicio que se presta, al otorgarle un carácter más especializado, con modelos que incluso suponen contar con un gestor personal con el que solo se mantiene contacto telefónico o telemático. En cualquier caso, se apunta que el citado recorte de oficinas no va a ser aplicado a corto plazo por todas las entidades, dado que algunas ya lo han hecho recientemente fruto de procesos de fusión (como es el caso de Bankia y BMN).

El presidente de la asociación de consumidores La Defensa, Bernat Ferrer, coincide en que se trata de un proceso inevitable. Pero discute que los efectos sean los óptimos para todos los clientes. Para empezar, señala que los cierres de oficinas deberían desarrollarse de una forma más "elegante", facilitando más información a los usuarios respecto a las fechas de las clausuras y sobre la ubicación de las oficinas más próximas. Pero además no duda a la hora de señalar a los grandes damnificados: las personas de mayor edad.

Ferrer destaca que existe un amplio número de pensionistas que dispone de sus ahorros de toda la vida en el banco y que no es capaz de desarrollar operaciones por vía telemática porque en muchos casos no tiene ni ordenador en sus domicilios. Esos mayores elegían en ocasiones a la entidad financiera precisamente por tener un punto de atención al público próximo a su domicilio, que en muchos casos ha desaparecido durante los últimos años o va a hacerlo durante los próximos. Se trata además de personas que ahora ven cómo se limita el horario de atención al público en los servicios de caja de estas entidades.

También se cuestiona la desaparición de este modelo de proximidad que se consideraba muy útil para pequeños negocios.

Sin embargo, los bancos consultados defienden los nuevos esquemas que se están implantando, a la vista de que la mayor parte de las operaciones que se desarrollaban en caja ahora se realizan a través de la red de cajeros o por vía telemática. En su opinión, lo que el cliente del banco busca ahora es asesoramiento personalizado para operaciones y problemas más complejos que precisan contar con personal con un nivel de formación más elevado que el que existía a finales del siglo pasado. De ahí que se defienda el que haya menos oficinas, pero de mayor tamaño y con una mayor oferta de servicios.

Sin embargo, algunas de estas entidades admiten que se han marcado líneas rojas que no se quieren cruzar. Una de ellas es mantener una red de oficinas lo suficientemente amplia para que el cliente pueda mantener la doble opción de la vía presencial y la telemática en su relación con el banco.

Eso supone, además, contar con más empleados en estas dependencias, lo que hace que la reducción de personal que se ha desarrollado en los últimos años haya sido proporcionalmente muy inferior a la que se ha dado en esa red de puntos de atención presencial.

Otra línea roja que desde algunos bancos se asegura que no se quiere cruzar es la de dejar a las poblaciones de la part forana sin unas dependencias a las que acudir.

Este punto es especialmente reivindicado desde los sindicatos: los ajustes en la red de oficinas no deben de provocar una 'exclusión financiera', es decir, dejar a los vecinos de poblaciones de pequeño tamaño sin ningún punto al que acudir para gestionar sus ahorros.