Balears es una de las regiones de Europa con mayor densidad de piscinas. En cuanto a piscinas recreativas (públicas y turísticas), las islas tienen la ratio de piscinas por habitante más alta del país.

¿De cuántas piletas estamos hablando? Según un estudio elaborado por el Clúster de la Industria Química de Balears (CliQIB) en 2016, la cifra rondaría las 72.600 piscinas: 2.600 públicas y turísticas y casi 70.000 piscinas privadas.

Otro estudio recientemente publicado por la Universitat, que hace referencia solo a piscinas descubiertas, arroja otro dato más bajo que se ha obtenido revisando el catastro: 62.499 piscinas (sumadas son 300 hectáreas). De estas, apenas un 5% son de hoteles. La cifra se refiere a 2015 (antes del boom del alquiler turístico), con lo que no es arriesgado decir que desde entonces este número se ha incrementado notablemente.

Este artículo advierte de cómo la proliferación de piscinas en las islas pone en riesgo las reservas hídricas. Según los cálculos hechos a partir de ese dato de 2015, las piscinas descubiertas suponen la pérdida por evaporación de casi 5.000 millones de litros de agua cada año (3.278 millones litros solo en Mallorca).

Macià Blázquez, profesor del departamento de Geografía y miembro del grupo de investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST) es uno de los autores de este estudio, que acaba de publicarse en la revista científica internacional Water.

La investigación ha analizado la evolución de estas infraestructuras entre 2006 y 2015, años en los que el ritmo de crecimiento ha sido de unas 1.600 piscinas nuevas al año. Traducido a litros 'evaporados', el agua perdida ha crecido en un 32%.

Blázquez alerta sobre estas cifras y recomienda compararlas con la capacidad de las reservas hídricas de Mallorca para ser conscientes del fenómeno: "La pérdida de agua por la evaporación puede llegar a representar cada año aproximadamente un tercio de la capacidad de los embalses de Cúber y el Gorg Blau; incluso más, los años de sequía". El investigador razona que por eso "todo el mundo tendría que ser consciente del riesgo que supone el derroche del agua en las islas y la necesidad de implementar medidas de ahorro".

El informe liga la situación con el modelo turístico, por el auge del alquiler vacacional y las segundas residencias.

Así, el artículo comienza recordando el "grave problema" de abastecimiento de agua que padecen las islas, "principalmente durante el verano" y señalando que "a pesar de las advertencias tempranas de que el suministro de agua podría restringir un mayor crecimiento, las Balears han sido pioneras en la innovación del modelo del turismo español" que "ha exacerbado el uso del agua".

Los investigadores hablan del modelo de turismo residencial y el alquiler vacaciones, que en las islas ha triunfado y "ha contribuido sustancialmente a la urbanización acelerada de las costas". Estas áreas se caracterizan ahora por "la expansión urbana; la elevada proporción de segundas residencias; los altos niveles de consumo de agua per cápita y una alta sensibilidad a la escasez de agua inducida por el cambio climático".

Por ello, advierten los autores, las islas "se enfrentan al 'bloqueo' del agua en los modelos turísticos y de urbanización dependientes del agua".

Agregar una piscina al hogar aumenta el consumo de agua en 155 litros de agua al día, según un estudio hecho en Barcelona. Otro análisis hecho en Calvià por Bartolomé Deyà-Tortella, Cels Garcia William Nilsson y Dolores Tirado en 2017 concluía que el consumo promedio de agua en chalés con piscina era un 254% mayor que en un adosado.

Además de Blázquez, han participado en el estudio Jorge Lorenzo y Enrique Morán, del grupo de Recursos Hídricos y Cambio Global (GLOWATER) y del Laboratorio Interdisciplinar sobre el Cambio Climático (LINCC); así como Angela Hof, de la Universidad de Salzburgo.