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Nuevo máximo histórico del ahorro balear: 26.669 millones de euros

Los depósitos de los isleños han crecido en 957 millones en doce meses mientras que la deuda con los bancos desciende respecto al pasado año

Nuevo máximo histórico del ahorro balear: 26.669 millones de euros

El ahorro balear ha alcanzado un nuevo máximo histórico, al cerrar el tercer trimestre del pasado año con 26.669 millones de euros depositados en las entidades financieras, una cifra que deja atrás el récord conseguido durante el verano de 2017, cuando se alcanzaron los 25.712 millones, según los datos facilitados por el Banco de España. Nunca antes se había alcanzado una cifra como esa, pero además su relevancia es especial si se tiene en cuenta otro dato: la deuda de los isleños ha registrado durante los últimos ejercicios una reducción extraordinariamente notable y se coloca ya por debajo de la que existía en 2005.

Las familias y empresas del archipiélago han llevado a cabo un enorme esfuerzo para sanear sus cuentas a lo largo de los últimos años, según destaca el catedrático de Economía Aplicada de la Universitat balear y director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera. Prueba de ello es que si en 2009 debían 2,3 euros en créditos por cada uno que tenían depositado en las entidades financieras, una proporción que Riera no duda en calificar de "demencial", el pasado septiembre la situación era prácticamente de equilibrio, con 1,1 euros de deuda por cada uno en depósito.

Además, hay que tener en cuenta que los datos del Banco de España se refieren al dinero que los isleños tienen en sus cuentas bancarias, pero no el que forma parte de planes de pensiones o fondos de inversión. Y este último supone cerca de un 30% del total, según las estimaciones de las entidades financieras isleñas. Eso implica que el ahorro real de los baleares puede superar los 35.000 millones.

En cualquier caso, el balance es que en doce meses esos depósitos de ahorro se han incrementado en 957 millones de euros.

Por su parte, los créditos pendientes de pago en las islas alcanzaron un valor de 29.481 millones de euros al cierre del tercer trimestre del pasado ejercicio, es decir, 1.464 millones menos que durante el verano de 2017. Hay que apuntar que aunque el crédito se mantiene en las islas por debajo de la cifra de ese último año, a lo largo de los primeros trimestres de 2018 mostró una evolución ascendente, con una clara política de 'grifo abierto' por parte de las entidades a la hora de conceder sus préstamos.

Un cambio radical

En cualquier caso, el duro esfuerzo realizado por familias y empresas isleñas para rebajar sus niveles de apalancamiento (algo que no han hecho las Administraciones públicas, según destaca Antoni Riera) se percibe mucho mejor si se echa la vista atrás por un intervalo de tiempo más amplio.

Porque en 2009, el ahorro balear depositado en las entidades financieras se situó en los 20.343 millones de euros, y en 2011 y 2012 ni siquiera alcanzó los 20.000 millones. Eso supone que en menos de una década ha registrado un crecimiento del 31%.

Lo sucedido con el endeudamiento es igualmente notable, ya que en 2009 el valor de los créditos vivos era de 46.661 millones, es decir, durante el pasado verano se alcanzó una reducción acumulada de casi un 37%.

La rebaja de la proporción balear deuda/ahorro antes señalada (se ha pasado de 2,3 a un 1,1 euros en crédito por cada uno en depósito) se explica tanto por el cierre del grifo de los préstamos que la banca mantuvo durante muchos años (especialmente en el caso de las hipotecas) como por la aversión a endeudarse que la crisis ha generado. Prueba de ello, según destaca Antoni Riera, es que buena parte de las inversiones empresariales desarrolladas en las islas durante los últimos años se han financiado no a través del crédito, sino de fondos propios (alguna cadena hotelera de las islas aparece siempre como ejemplo de ello).

Y lo mismo puede decirse de las familias de Balears, cuyos niveles de consumo muestran evoluciones al alza muchos más moderadas que las del conjunto de la economía del archipiélago.

Un matiz: las posibilidades de endeudarse por parte de las familias isleñas siguen siendo muy limitadas, si se tiene en cuenta que Balears sigue perdiendo posiciones frente a otras autónomas por lo que a renta per cápita se refiere.

Y eso es un riesgo especialmente para algunos sectores como el de la construcción, ya que la inversión empresarial va a desacelerarse y el gasto de las familias no termina de unirse a la 'fiesta' para tomar el relevo, según señala el director de la Fundación Impulsa. Con un elemento adicional: se espera que los tipos de interés suban a finales de este año o principios del próximo, lo que supone que el acceso a la financiación va a resultar más gravoso.

Más fuertes ante una crisis

En cualquier caso, Antoni Riera no duda en señalar que el proceso de desapalancamiento que se ha registrado en las islas (reducir el nivel de deuda respecto al ahorro) era necesario y, consecuentemente, resulta positivo.

Es más, el director de la Fundación Impulsa considera que la situación de las familias y empresas en el caso de que se produzca una nueva crisis (hay que recordar el temor existente en algunos sectores ante esa posibilidad de cara a 2020) es en estos momentos mucho más sólida que la que existía en 2008. No se puede decir lo mismo del sector público, según reconoce.

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