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Julio Velasco: "Un donante regala 67 años de vida a las personas que reciben sus órganos"

"Estamos humanizando la UCI y ampliando el horario de visitas porque está demostrado que los pacientes se recuperan mejor" - "En una donación multiorgánica participan más de cien profesionales"

El doctor Julio Velasco posa junto a la UCI de Son Espases cuya jefatura ostenta.

A principios de este mes ya habían batido su récord de trasplantes renales con 71 transferencias. ¿Han mejorado la marca desde entonces?

Sí, ya hemos hecho 76 trasplantes porque hemos captado cinco nuevos donantes en estos últimos días.

¿No es cierto que en estas fechas se hace más duro para las familias donar los órganos de su familiar y que bajan las donaciones?

Sí y por eso en ocasiones prolongamos la monitorización del paciente. Sin embargo, no será la primera vez que conseguimos un donante en las guardias del 1 de enero convirtiéndonos en el primer hospital del país que capta a uno en el año recién estrenado.

A principios de mes solo en Son Espases ya habían captado 52 donantes y habían batido su anterior récord, que databa de 2014, establecido en 48. ¿Han aumentado la cifra?

Sí. Hasta ahora hemos captado 56 donantes en este hospital, dos de ellos pediátricos. Sin lugar a dudas somos uno de los hospitales del país con mayor número de donantes por cada millón de habitantes. Aunque te digo esto partiendo de la premisa de que considero que este hecho no se debe ver como una competición a nivel nacional.

Las cifras aumentan desde que han puesto en marcha el programa de donación en asistolia (el paciente se encuentra en parada cardiorrespiratoria controlada, no en situación de muerte encefálica). ¿Cuál es el techo de esta modalidad de donación?

En este año, de nuestros 56 donantes 36 lo han hecho en muerte encefálica y 20 en asistolia. El año pasado fueron 11 en asistolia y en 2016, año en que pusimos en marcha este tipo de donación, 10. A nivel nacional, en estos momentos el 26% de todos los donantes lo hacen en asistolia. A nosotros nos sale un porcentaje del 36%.

¿Cuál es la principal causa de este aumento?

Que en situación de asistolia es más fácil que hospitales de nuestro entorno nos puedan derivar donantes. De hecho este año los hospitales de Son Llàtzer, Manacor e Inca nos han enviado a nueve donantes en asistolia frente a dos en muerte encefálica. Las privadas nos derivaron a otros 4, todos en muerte cerebral.

Explíqueme lo más sencillamente posible las diferencias entre una donación en asistolia frente a una tradicional en muerte encefálica.

En la primera el paciente padece una lesión cerebral catastrófica tras haber sufrido un parada cardiorrespiratoria o un ictus. No ha fallecido pero se queda en coma profundo. A estos pacientes se les deja entre una semana y diez días confiando en que evolucionen a mejor. Pero si no lo hacen, entonces se adopta una limitación terapéutica. Esta decisión se toma de forma consensuada y colegiada entre todo el grupo de médicos y enfermeras que le está atendiendo.

¿En que consiste esta limitación terapéutica?

Con sedación y analgésicos para que no sufra, al paciente se le retira la ventilación asistida para que pase las últimas horas con su familia en una situación de confort. Ahora bien, si tiene edad para donar, esa limitación terapéutica, esa retirada de la ventilación asistida, se hace en quirófano y se aprovecha para extraerle los órganos con el consentimiento de la familia. Es un proceso más complejo que la extracción en situación de muerte encefálica.

¿Por qué?

Porque al retirarle la ventilación no sabes el tiempo que va a durar y los órganos se van deteriorando porque sufren hasta que se produce la parada cardíaca definitiva. No obstante, los resultados son igual de buenos que en muerte encefálica. De hecho en asistolia, tras comenzar a extraer hígado y riñones, ahora se está pasando a sacar también los pulmones y las córneas y tejidos.

¿Y la donación en muerte encefálica?

También partimos de una lesión cerebral catastrófica que ha dejado al paciente en un coma muy profundo hasta que desemboca en el cese completo e irreversible de todas las funciones cerebrales. Lo que médica y legalmente es compatible con la muerte. Cuando se confirma esta muerte cerebral, se le pregunta a la familia y si la respuesta es afirmativa se pone en marcha toda la maquinaria.

¿Qué órganos puede donar una persona?

Un donante de mediana edad, de unos cuarenta años, puede donar el corazón, los dos pulmones, un hígado, un páncreas y los dos riñones. Y también las córneas y tejido óseo. En el caso de los críos, en ocasiones también donan el paquete intestinal.

¿Cuántos donantes pediátricos tienen al año?

Entre dos y cuatro de media. Desde el año 1989 en que comenzamos con el programa de trasplantes hemos tenido 35 donantes pediátricos. Y somos el hospital del país con el donante pediátrico en asistolia más joven. Tenía tan solo 16 meses.

¿Se sabe el número de vidas salva un donante?

Un donante de edad media del que se trasplanten sus siete órganos regala 67 años de vida a las personas que los reciban. No hay ninguna actividad médica ni quirúrgica que alargue tanto la vida y a tantos pacientes a la vez. Es la actividad estrella de los grandes hospitales. En una donación multiorgánica intervienen más de cien profesionales. Y aquí más porque por nuestra insularidad también participa el 061 y el transporte sanitario aéreo urgente para trasladar órganos que nosotros no trasplantamos a otros hospitales de la península.

¿Para cuándo los trasplantes hepáticos en Son Espases?

Como coordinador de los trasplantes de Son Espases, un hospital que es el de referencia de todas las islas, apoyo todo tipo de intervenciones. Los trasplantes hepáticos, los de pulmón y los de corazón. Al hacer estas intervenciones, el nivel de complejidad del hospital aumenta y, por tanto, crece.

Pero los hepáticos es una vieja reivindicación todavía no atendida€

Sí. Y creo que esta comunidad autónoma se merece tener un programa de trasplante hepático. Creo que solo La Rioja carece de él y otras comunidades más pequeñas que la nuestra lo tienen. Acortaría el tiempo de espera que pacientes baleares aguardan un hígado y les daría mayor calidad de vida tanto para ellos como para sus familias porque han de esperar una media de tres meses en Barcelona hasta que les trasplanten, con los gastos que eso supone. Y las revisiones durante el primer año desde la intervención las deben hacer en el hospital donde han sido trasplantados.

¿Debería contratarse a algún especialista de fuera para lanzar el programa?

A alguien creo que sí se debería contratar pero aquí tenemos un equipo de cirujanos que ya han extraído más de 120 hígados que luego han sido trasplantados en otros hospitales con unos porcentajes de éxito del 95%. Una parte del camino ya lo tenemos hecho.

¿Cómo le cambia la vida a un paciente en diálisis que es trasplantado de riñón?

Le supone un cambio de vida total. Todavía recuerdo una anécdota que ocurrió en Son Dureta. Bajé a visitar a un paciente de 70 años recién trasplantado y, al entrar en su habitación, me lo encontré llorando. "¿Qué le ocurre?", le pregunté. Y me contestó que estaba llorando de alegría al ver dos gotitas de su orina discurriendo por la sonda porque llevaba años sin poder orinar nada. Anécdotas aparte, la diálisis, a la que estos pacientes deben someterse tres veces por semana en sesiones de tres o cuatro horas, te limita muchísimo la vida. Y además la insuficiencia renal te va provocando un progresivo deterioro clínico de todo el organismo. Con el trasplante al paciente le cambia la vida. Puede volver a viajar y a olvidarse de venir constantemente al hospital.

¿Cuál es la media de supervivencia de un trasplantado de riñón?

De más de veinte años. Además, cada vez mejoran las técnicos y los tratamientos inmunosupresores (para evitar que el organismo rechace el órgano ajeno) que, por otra parte, hay que decir que deben tomarlos de por vida.

Le acaban de dar cuatro camas más de una unidad de cuidados intermedios, aunque usted había pedido ocho. ¿Para cuándo las cuatro que faltan?

Me han asegurado que el año que viene. No obstante, sobre estas cuatro camas debo decir que están ayudando mucho al hospital porque están permitiendo desahogar a la UCI, que ahora puede asumir más pacientes de Urgencias o de Reanimación o de cualquier otro hospital. Pero lo más importante es que están quitando presión a las familias, que se han mostrado encantadas con su apertura.

¿Por qué?

Porque sus parientes ya no pasan de una UCI donde son atendidos prácticamente por una sola enfermera a planta, donde cada profesional atiende a catorce hospitalizados. El paso previo por la unidad de cuidados intermedios supone un cambio más suave. La estancia media es de dos a cuatro días en los que estos pacientes antes muy críticos siguen estando muy monitorizados antes de pasar a planta. Esto tranquiliza a las familias que, además, vienen de pasar unos días de gran tensión en la UCI, pese a que hemos humanizado mucho esta unidad.

¿De qué manera?

Ahora los familiares pueden visitar a sus parientes de ocho y cuarto de la mañana a nueve menos cuarto y desde la una de la tarde hasta las diez de la noche. Esta ampliación del horario de visitas se ha decidido dentro de un programa de humanización de la UCI que aún no ha concluido porque se ha comprobado que muchos pacientes se recuperan mejor y antes si están acompañados por sus familiares. Y es de justicia decir que esta humanización la ha liderado la supervisión de enfermería de la unidad.

Las cuatro camas de cuidados intermedios han desahogado la UCI pero, en caso de necesitar una cama para críticos y no disponer de ella por una saturación puntual, ¿qué hace?

Podemos derivar pacientes a las unidades de Son Llàtzer, Manacor e Inca y, si también están llenas, a la Miramar, Juaneda o Palmaplanas.

¿Ha tenido que enviar en alguna ocasión a un paciente a la península por carecer de cama?

Llevo trabajando en la UCI desde 1983 y por supuesto que hemos tenido que derivar pacientes a la península en alguna ocasión, sobre todo grandes quemados al Vall d'Hebron o Valencia, aunque cada vez menos con el desarrollo del servicio de cirugía plástica de este hospital.

¿Ha renunciado ya a que le den una unidad de trasplantes?

No, es una vieja solicitud y sigo creyendo que un hospital como este debería tener una unidad a la que fueran los pacientes recién trasplantados. Unas habitaciones mínimamente monitorizadas, con unas condiciones de asepsia mejores y con un control clínico más estricto. Sería fundamental para facilitar el trabajo de los urólogos y nefrólogos.

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