Balidos de oveja, olor a tierra mojada, verdes puros y sobre todo, una cálida luz envolvieron ayer la finca de Can Gazà. Un lugar en el que, como cada año, se entrega comida por parte de la comunidad agraria a aquellos que más lo necesitan. Entre los comestibles se encontraban: piezas de fruta, vegetales, carne, pescado y leña cortada para pasar el invierno.

La finca en la que viven personas en riesgo de exclusión social, es una las instituciones que ofrece un hogar a cambio de un precio; el trabajo duro. El presidente y responsable del instituto contra la exclusión social Can Gazà, Jaume Mateu i Martí, asegura que "tenemos cerca de 20 personas que conviven en la finca. Nosotros acogemos a personas drogodependientes que están en abstinencia pero que siguen enfermos y ellos trabajan para devolver lo que reciben". Can Gazà tiene un objetivo "reconvertir esta situación de pobreza para que no sea necesario que recibamos ayudas".

Mateu, por otro lado, expuso que "por desgracia, perderemos debido a los requisitos, las subvenciones que nos ofrecía el Consell de Mallorca. Así que podemos decir que vivimos de los amigos y de los trabajos que realizamos aquí alm igual que en el Taller Marginàlia" como trabajos agrícolas o la reparación de muebles antiguos. En la finca "hay gente que hace quince años que están aquí" y eso provoca una situación "que moralmente es complicada. Algunos salen y nunca vuelven aunque con otros mantenemos el contacto.". Por otro lado, explica Jaume Mateu apenado "la mayoría de bajas que tenemos son por defunciones".

El gerente de ASAJA-Baleares, Joan Simonet, asegura que es un gesto que demuestra "la solidaridad del sector agrario a pesar de ser uno de los más desfavorecidos, ya que en estos momentos se debe pensar en los demás y no en uno mismo". El gerente dice que "cada año tenemos a diferentes asociaciones que se involucran en el proyecto" y afirma que "cualquiera que quiera ayudar es bienvenido".

Para aquellos que quieran colaborar hay información disponible en su página web en las que se pueden hacer donaciones de mínimo 10 euros mensuales o acudir al Taller Marginàlia que está localizado en el polígono de Can Valero.