Los sobornos, como bien deja claro el fiscal, no los ofrecía nunca Cursach, sino que lo hacían sus empleados. Así, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Palma de esta tarea se encargaba Antonio Bergas, policía local jubilado, y el que fue celador de obras de Cort, Julián Garau. "Eran ellos quienes ofrecían y obligaban (a los funcionarios) a aceptar dinero, cestas de navidad, cajas de champán, pases VIP para las instalaciones del Megasport y otros regalos a sus compañeros y superiores del departamento de urbanismo del Ayuntamiento de Palma", relata la acusación, que además añade que los funcionarios aceptaban estos regalos porque si los rechazaban "habría que darles una lección o empeoraría su situación", amenazándoles con querellas "hasta arruinarles su vida profesional". De esta forma se entiende que los funcionarios aceptaran estos sobornos económicos con billetes de 500 euros, además de botellas de champán francés y pases gratis al gimnasio. El fiscal también destaca el papel de Pilar Carbonell, tanto cuando trabajó en el Ayuntamiento de Calvià, como después como directora general de Turismo, que adoptó decisiones para beneficiar a Cursach. En Calvià, según la fiscalía, era quien se encargaba de que las sanciones que se imponían a los negocios de Cursach no llegaran a pagarsese encargaba de que las sanciones que se imponían a los negocios de Cursach no llegaran a pagarse.

Precisamente, la acusación utiliza la estadística para demostrar el trato de favor que recibía Cursach para no pagar las multas. Así, solo en Palma, en cuanto a sanciones económicas impuestas a empresarios del ocio, solo el 12,5% afectaban al Grupo Cursach, cuando es la empresa más potente de este sector. Y, además, al final únicamente se pagaban el 7,95%. El resto se perdían por el camino. En Calvià ocurría lo mismo. Del total de sanciones impuestas a locales de ocio, Cursach solo recibía el 5% de multas, pero la mayoría nunca llegaban a pagarse porque era el propio Ayuntamientos quien las hacía desaparecer.

Orgías

La fiscalía también describe en su escrito las orgías sexuales que se celebraban en una sala especial de la discoteca Tito's, donde los policías eran invitados a tener relaciones con prostitutas, además de copas y droga gratis. Lo único que se les pedía era proteger los negocios del magnate.

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