Para Salvà que hasta 20.000 jóvenes no alcancen el mínimo de formación imprescindible fijado por la UE para tener "el grado de ciudadanía" refleja que no son "dificultades aisladas" sino un "fallo del sistemático". Por ello, ve imprescindible una acción "potente" y un cambio estructural del sistema. Se han adoptado medidas y existen programas, pero no bastan para un problema así: "Es como tratar una neunomía con aspirinas". La experta sostiene que ese gran cambio tendría que ir por impulsar servicios de orientación "muy potentes" e impulsar programas (muy bien dotados) para acompañar y facilitar la transición a los estudiantes que tienen más dificultades, como hacen otros países europeos.