José María Aznar no decepcionó a los fieles que acudieron ayer al Club Diario de Mallorca, a donde acudió para presentar El futuro es hoy. España en el cambio de época, obra en la que advierte de profundas transformaciones a las que se enfrenta el mundo globalizado. Sin embargo, advirtió: "No habrá futuro para nadie si el Estado no desarticula la insurrección en Cataluña. Los episodios que estamos viendo de cortes de carreteras son un ejercicio de 'kale borroka' y lo más grave es que se está llamado a eso desde la misma Generalitat. Eso es un estado de insurrección, y un país no puede tener un futuro optimista si no lo desarticula", argumentó el expresidente del Gobierno ante un auditorio lleno.

Modularon la conversación John Müller, periodista de El Mundo; y Maria Ferrer, directora de Diario de Mallorca, que arrancó el acto expresando su rechazo "al atropello a la libertad de información" que el martes sufrieron un periodista de este rotativo y una redactora de Europa Press a los que el juez del caso Cursach les requisó sus teléfonos móviles y documentaciónsus teléfonos móviles y documentación.

"El secreto profesional recogido en la Constitución merece una protección que no ha sido respetada en las últimas horas. Está en juego que un medio informe en libertad sobre un caso de interés público. Cursach es quien ha impulsado esta agresión a la libertad de prensa y hoy hay dos periodistas a los que han pisoteado su derecho a proteger sus fuentes", denunció Ferrer, al tiempo que agradeció el apoyo recibido desde otros medios y entidades.

Buena parte del discurso de Aznar relativo a la política doméstica giró en torno a Cataluña. "Hay que pararles los pies porque si no se corrige, la situación va a empeorar. Cuando los supuestos nacionalistas moderados juegan a radicales, pierden la partida. Y la pierden porque los radicales de verdad se hacen cargo de la situación. En este momentos las instituciones catalanas están controladas por los más radicales de los radicales, una deriva como la que sufrió el País Vasco con la 'Kale borroka'. De ahí a la violencia hay muy poco espacio", advirtió el expresidente del Gobierno, ahora al frente de FAES.

Aplicación del 155

Aznar reclamó la aplicación del artículo 155 para revertir la situación. Y fue rotundo cuando Ferrer le interpeló para recordarle que el Gobierno del PP, con el apoyo del PSOE, ya recurrió a esa medida. "No, el artículo 155 no se aplicó. O no se aplicó de manera adecuada porque hay que desarticular el movimiento secesionista y no se ha hecho. Es el problema que más preocupa a los españoles y los resultados de Andalucía no tienen explicación si uno no mira a Cataluña. De hecho, nada de lo que pasa en España tiene explicación si no se mira a Cataluña", afirmó el expresidente.

"Aplicar el 155 no consiste en decir que intervengo la Generalitat y lo dejo todo como está. No estamos hablando de que desaparezcan ciertos sentimientos; me da igual si quieren sentirse independentistas. Pero otra cosa distinta es que quiera romper la convivencia", abundó.

Aznar fue claro al respecto; la opción del diálogo está descartada. "El golpe de Estado promovido por la Generalitat de Cataluña es el mayor problema que ha tenido España en los últimos cuarenta año. Y ese golpe no ha sido resuelto. Cuando te hacen un golpe de Estado, hay que resolverlo. Cuando vienen a quebrar la unidad de España y la convivencia entre catalanes y españoles, los diálogos son inútiles. No se puede dialogar sobre si se aplica la ley, sobre si existe la nación o respetamos la Constitución. Hay que restablecer la legalidad con todas sus consecuencias porque el movimiento separatista invita cada día a la violencia", aseguró.

El actual responsable de FAES lamentó la actual atomización de la derecha, y recordó con nostalgia las dos décadas en las que el PP fue el único referente político de los conservadores. "He pagado un alto precio por hablar y hacer algunas advertencias. Me gustaba más cuando el centro derecha estaba organizado en un espacio único que ahora, troceado en tres", dijo en referencia al PP, Ciudadanos y Vox, que acaba de irrumpir en el Parlamento andaluz.

Pactos forzosos

"Estoy seguro de que el PP va a ser la fuerza prevalente, pero están condenadas a competir entre ellas y a llegar a acuerdos. Después se iniciará un proceso en el que a lo mejor convergen y llegan a fórmulas estables. Eso sería muy deseable", subrayó Aznar.

El expresidente expresó su respeto por Vox, fuerza de la que cuelga la etiqueta de extrema derecha. "Su éxito no se entendería sin Cataluña", abundó. " Vox ejerce un discurso populista sencillo, es constitucional y ha conectado con el sentimiento de la gente. No es mi opción, aunque tengo respeto por algunas personas como Santiago Abascal. Nunca criticaré a quienes han dado la cara contra el terrorismo. Vox no es mi partido, no les votaré en unas elecciones. Pero sí soy consciente de que hay cosas que hacer, y se están haciendo", indicó.

Aznar, cuya relación con su sucesor al frente del PP, Mariano Rajoy, se deterioró notablemente en los últimos años, elogió el liderazgo de Pablo Casado, elegido hace pocos meses para regir los destinos de la formación conservadora. "Tengo esperanzas en la evolución del PP y en su liderazgo actual. Es importante que salga bien, porque el valor constitucional hoy descansa en la responsabilidad del centro derecha", advirtió el expresidente.

"Pablo [Casado] tiene unas condiciones de liderazgo extraordinarias. Con el tiempo va ganando experiencia y es un ejemplo de convicciones políticas. No es un político superficial como los de ahora, tiene la vocación de cambiar las cosas", destacó. "Me resultan difícilmente aguantables los políticos superficiales, no me gustan. Pablo no es así, y eso me tranquiliza. Lo que hace, lo hace bien", añadió.

Aznar también hizo un diagnóstico de la política europea. "La socialdemocracia ha entrado en crisis en toda Europa porque sus fundamentos filosóficos fracasaron con la caída del Muro de Berlín. Y perdió su sentido económico cuando aceptó las condiciones del Tratado de Maastrich", introdujo el expresidente. "Ahora no está en Italia, Francia, Alemania, ni tampoco en España. Los partidos centrales son conservadores; el problema es que han aceptado parte del ideario socialdemócrata, lo que les ha llevado a una pérdida de electores muy importante", analizó.