"Todo el proceso aduanero le va a caer como una losa a la empresa". Miguel Morey no puede ser más gráfico ante lo que ocurrirá a partir del 30 de marzo cuando el Reino Unido se vaya de la Unión. No caben certidumbres y tan solo prepararse para un 'brexit' duro o suave, porque el ya casi exsocio de la UE se convertirá en un "país tercero", sujeto a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), dice el jefe de la Dependencia Regional de Aduanas de Balears. Será como comerciar con Estados Unidos, Canadá o China.

Urge que las empresas tengan listos planes de contigencia. Ese fue el mensaje de todos los participantes ayer en el seminario de La empresa española ante el brexit, una de las primeras que se ha realizado en España, según se puso ayer de manifiesto. Es importante que las empresas hagan con "sus propios medios" análisis "micros", para que vean cómo les puede afectar particularmente el nuevo panorama, recomendó David Benito, subdirector de transporte aéreo de la Dirección General de Aviación Civil, del Ministerio de Fomento.

Mercado preferente

"Queremos que el Reino Unido siga siendo un mercado preferente", tras Francia y Alemania, abogó Ángeles Sáez, asesora de la Secretaría de Estado de Comercio, del ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que no dejó de advertir también que en caso de no haber acuerdo se restablecerán los aranceles.

Es fundamental evitar la ruptura entre Irlanda e Irlanda del Norte, para evitar fronteras físicas, señala Ángeles Sáez, como se ha puesto de manifiesto durante las negociaciones sobre el acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea.

La representante de la Secretaría de Estado de Comercio avisa a las empresas importadoras y exportadoras de que "deben familiarizarse" con la documentación que se maneja en las relaciones comerciales, por ejemplo, con Estados Unidos "para hacer ejercicios", sobre todo aquellas compañías que nunca han salido de la Unión Europea.

"Se vuelve estadounidense"

En esta misma senda, el jefe de la Dependencia Regional de Aduanas en Balears, Miguel Morey, va más lejos aún: va a ser como que "de pronto todo lo británico se convierte en estadounidense, si me permiten la expresión". Ante este panorama, lo referente al IVA se complicará. "El IVA diferido ya estaría perdido para el 2019", abunda Morey, que alude también a las dificultades con el envío de mercancías y lo que puede llegar a suponer para un camión estar parado "aunque sean dos minutos". Eso sí, en caso de que salga adelante el acuerdo con el Reino Unido, en los dos años de transición, hasta 2020, no habría grandes cambios.

La mayor preocupación es también la evolución de la economía británica, como recordó Carmen Planas. Desde el referéndum los efectos sobre el archipiélago han tenido que ver con "el comportamiento de la libra". "Si el Reino Unido se debilita, también se debilitará como mercado emisor turístico", augura la presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB). Por tanto, recomienda "abrir la mirada a otros mercados" y pide "unidad y determinación" para alcanzar una salida "lo más ordenada posible".

Sin libre circulación

Cuesta imaginarlo, pero el 'brexit' significa que termina la libre circulación, lo que para la movilidad de los trabajadores es un varapalo. Tanto los británicos en España como los españoles en el Reino Unido mantendrán sus derechos y los de sus familias solo si suman cinco años de residencia. Aún así verán incrementados gastos como los de la Seguridad Social.

Por tanto, las empresas han de calcular los nuevos costes de personal en la era 'posbrexit' y los trabajadores fijarse en la legislación de la OMC, que limita la movilidad a los emplados con cualificación profesional y se rige por permisos temporales para tres meses de labores.

Sin saber aún si se impondrá un 'brexit' duro o blando, cabe la solicitud de la doble nacionalidad, que en caso de residentes en España o bien en el Reino Unido "no sería muy difícil", señala la asesora de la Secretaría de Estado de Comercio.