El antiguo propietario del hotel Mar i Pins de Calvià, que fue adquirido por una organización mafiosa rusa, ha sido declarado culpable de un delito fiscal. La sanción que le impone la Audiencia de Palma es de un año y tres meses de prisión, más una multa de 400.000 euros. Además, tendrá que indemnizar a la Agencia Tributaria con otros 162.573 euros.

Este acusado vendió en el año 2010 el hotel de Peguera y la vivienda colindante a la empresa Natali Mar y Pins. Esta sociedad la dirigía Alexander Romanov, el economista ruso que se instaló en Mallorca y que fue detenido en su domicilio bajo la acusación de que se dedicaba a blanquear dinero procedente de la mafia rusa. Romanov fue condenado a cuatro años de prisión, una sentencia que prácticamente la cumplió en su integridad en prisión, si bien en estos momentos está en libertad.

El exdueño del hotel ha sido sancionado por una doble operación económica derivada de la venta del hotel y el chalet. Poco después de cobrar el dinero, compró dos casas, ambas ubicadas en Peguera, que eran de unos familiares. Pagó casi un millón de euros. Cuando realizó la declaración tributaria anual, estableció que estas propiedades que había comprado eran su vivienda habitual, un hecho que no era cierto, puesto que las había alquilado a una familiar. Declaró que los beneficios de la venta del chalet junto al hotel los había invertido en la compra de su vivienda habitual, con lo que pudo deducirse una parte importante de impuestos. Sin embargo, Hacienda comprobó que no era cierto esta condición de vivienda habitual, por lo que denunció la operación y acusó al propietario de delito fiscal.

El hotel Mar i Pins fue centro de una importante investigación realizada por la Guardia Civil, que mantenía que el dinero que se invirtió en esta operación correspondía a la organización mafiosa Tangaskaya. El hotel llevaba varios años cerrado y el nuevo propietario tuvo que invertir mucho dinero para su rehabilitación. Su estratégico lugar, ubicado en primera línea de playa en Peguera, lo convertía en un negocio con muchas posibilidades de éxito.

Romanov fue juzgado y condenado, si bien el juicio fue un puro trámite, puesto que el acusado se declaró culpable tras alcanzar un acuerdo con la fiscalía. Un pacto con el que logró que, finalmente, no se incluyera que en esta operación inmobiliaria había intervenido el grupo mafioso, en contra del criterio que había mantenido la Guardia Civil durante toda la investigación. El economista extranjero fue declarado culpable de un delito de blanqueo de dinero. El pacto le obligó a entregar el hotel, valorado en más de seis millones de euros, para pagar la multa. Mar i Pins fue intervenido por el Estado, que más tarde lo subastó. La sentencia declaraba probado que el dinero utilizado en la reforma era de procedencia ilícita.

No era la primera vez que las fuerzas de seguridad localizaban grupos mafiosos rusos invirtiendo dinero de sus actividades ilegales en proyectos turísticos en Mallorca.

Romanov consiguió alcanzar un pacto con la fiscalía Anticorrupción, que inicialmente solicitaba que cumpliera 17 años de cárcel y que pagara una multa de 40 millones de euros. Siempre negó ser parte de la organización criminal, si bien la Guardia Civil desde el inicio de la investigación lo calificó como un economista experto en operaciones de blanqueo de dinero. Con el acuerdo con el fiscal Romanov tuvo que renunciar al hotel, pero pudo conservar la vivienda adjunta, que sigue siendo suya.