—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Peor sería picar piedra?"

—Yo pico piedra, pero no soy exactamente un picapedrero. En Mallorca se llamaba así a los albañiles, porque todas las casas se construían en piedra antes del ladrillo.

—¿Es usted un obrero o un artesano?

—Un artesano de corazón y un obrero de remuneración.

—¿Y un artista?

—Un marger no levantará el David de Miguel Ángel. Este trabajo te obliga a mantener los pies en el suelo, sin veleidades artísticas.

—¿El trabajo de un marger lleva firma?

—Hay algunos trabajos reconocibles por sus autores, como los marges de los cuatro hermanos Borrás de Andratx en la Trapa, pero es más fácil identificar un trabajo que no ha sido realizado por un marger. Por eso creamos el Gremi de Margers. Se piensa por error que podemos prescindir de la técnica con ayuda del cemento, como en la mayoría de los desdoblamientos de carreteras mallorquinas.

—Todo antes que colocarse frente a un ordenador.

—Me gusta el trabajo en el exterior, tocar las cosas con las manos. Trabajamos en los lugares más bellos de Mallorca y es gratificante ver los resultados de un esfuerzo que te sorprende constantemente, porque no te ha de dar miedo colocar una piedra de doscientos kilos en la primera hilera.

—¿Los alemanes lo piden mucho?

—Los alemanes residentes en Mallorca aprecian la pedra en sec porque son amantes del orden, y nosotros transformamos la entropía en antropía.

—¿Los mallorquines son más reticentes?

—Una pregunta-trampa. Los mallorquines siempre nos alaban, recuerdan al marger de su pueblo y aprovechan para decirnos que "ya no hay margers como los de antes". En realidad, los actuales son tan buenos como los clásicos, aunque ellos tenían más hambre y capacidad de trabajo.

—¿Se puede vivir de esto?

—Sí, en Mallorca trabajamos unos 250 profesionales en diversas categorías.

—¿A cuánto sale el metro cuadrado?

—Desde unos ochenta euros el metro cuadrado si es muy elemental, hasta el listón del Machu Picchu, que es una referencia por su tamaño y perfección. Nuestro trabajo consiste en encajar polígonos irregulares.

—En este negocio también hay trampas.

—El cliente lo comprueba cuando contrata un trabajo y se le cae al cabo de dos semanas. Todos estamos expuestos a fracasos, pero un marger no ha de ver el desplome del marge que ha levantado.

—La piedra nos trae el agua.

—Se utiliza para gestionar el agua. Por exceso, canalizando los torrentes para que no se erosione el suelo. Por defecto, permitiendo que filtre. Este uso es una herencia árabe con ejemplos como los qanats mallorquines. En Yemen hay algunos de cientos de quilómetros.

—¿La pedra en sec nos evitaría inundaciones?

—No hay estructura que aguante 250 litros en una hora. La pedra en sec no es la panacea, pero sí más flexible que el hormigón rígido, que tampoco es la solución universal aunque no quiero que los ingenieros se me echen encima.

—¿Qué dicen los ingenieros?

—No entienden las estructuras de la pedra en sec. Nos dicen que "esto es muy bonito, pero yo no firmaría un proyecto con esta técnica". Por eso necesitamos darle una entidad científica.

—¿Cuál es el mayor marge de Mallorca?

—El de sa Regata, en La Calobra. Tiene 17 metros de altura y 1.500 metros cuadrados de superficie. Antonio Parietti contó con los mejores margers, que emplearon piedras de metro y medio de profundidad. Ha aguantado sin problemas pero, cuando sufrió un desperfecto por el impacto de un peñasco desprendido, un familiar del ingeniero no se atrevió a restaurarlo con paret seca.

—Reivindica usted no haber estudiado.

—No es una reivindicación, sino una afirmación. Era una rara avis en el Global Consortium for the Preservation of Cultural Heritage organizado por la universidad de Yale, y quería distinguirme en un entorno académico. Estaba intimidado, pero no rechazo los estudios, faltaría más.

—¿Ha aprendido a amar Mallorca o lo traía de fábrica?

—He aprendido a descubrirla, a darme cuenta del trabajo que hay detrás del paisaje mallorquín.

—¿Trabaja en la Gran Muralla de la pedra en sec?

—Un cálculo aproximado localiza veinte mil kilómetros de marjades solo en la Tramuntana. Duplica la Gran Muralla, que no utiliza pedra en sec, y daría la vuelta a la Tierra. Los mallorquines no somos conscientes de este tesoro.