No sólo ha sido un cese rápido: también ha sido unánime. No hubo discusión en el patronato de la Fundación de los Colegios Diocesanos al aprobar la destitución de su directora general, Pilar Fortuny, adelantado ayer por Diario de Mallorca: "No era el perfil adecuado", resume la entidad.

Fortuny fue el fichaje del obispo para gestionar de forma unificada a estos centros educativos a través de una fundación, presidida por el propio Sebastià Taltavull. Hablamos de once colegios que escolarizan a más de 8.000 alumnos y emplean a cerca de 570 profesores (Sant Josep Obrer, con más de 2.500 estudiantes, es su primera espada).

Pese a la brevedad del cargo y la unanimidad en determinar su cese, la explicación oficial elude hablar de malestar. "No era el perfil adecuado", se limitó a argumentar ayer Joan Moll, secretario del consejo de dirección, que insistió en remarcar que los colegios diocesanos están inmersos en un importante proceso de innovación pedagógica.

Fuentes cercanas a estos colegios sí señalaron ayer a este diario que Fortuny había generado malestar con ciertas maneras y al cuestionar a algunos titulares y directores pedagógicos de los centros. Apuntaron que la gerente no ha logrado ganarse la confianza de los claustros.

Silencio impuesto

Estas fuentes sitúan a Fortuny en las facciones más conservadoras dentro de la Iglesia, lo que podría haber generado discrepancias en este proceso de renovación del proyecto pedagógico de los colegios diocesanos, aventuran.

Otras fuentes apuntan a malas relaciones entre ella y Miquel Gual, el vicario episcopal de Educación. Todo se comenta de forma anónima: nadie se atreve a romper la ley del silencio impuesta.

Cabe recordar que la propia constitución de la Fundación ya generó cierta inquietud entre los centros, temiendo una posible pérdida de capacidad de gestión de los recursos propios. Un director pidió el traslado y otro quiso dimitir, aunque finalmente fue convencido para permanecer en el puesto. Por eso, en la presentación de la Fundación, Taltavull insistió en la necesidad de "caminar juntos".

Según Moll, mientras el patronato encuentra un perfil "adecuado" para ocupar la gerencia, el patronato "se hará más presente en el día a día de los colegios".

Los centros habían sido informados de que el 1 de enero de 2019 se haría efectiva la subrogación de los colegios a la Fundación, un proceso que ahora "se está estudiando cómo hacer para que nadie se siente perjudicado".

Moll y Gual forman parte del consejo de dirección que rige los colegios, junto a sus directores generales: Magdalena Gomila (responsable de los colegios Sant Antoni Abat y Bisbe Verger); Antoni Salvà (Sant Josep Obrer I y II; Escola de Música Sant Josep Obrer y Corpus Christi); Andreu Mir (Sant Pere; Santa Magdalena Sofia y Fra Joan Ballester) y Tomeu Martínez (Santa Maria; Immaculada; Monti-Sion de Pollença).

En el patronato están presentes Miquel Gual; Joan Cañellas; María Dolores García-Carpintero; Carmen Luca de Tena; Jaume Munar; Miquel Noguera; Rosa Reynés; Eugeni Rodríguez y Raimundo Zaforteza Fortuny. El obispo Taltavull lo preside.