Dejar transcurrir el tiempo, sin más, se desvela casi siempre como una mala táctica. Resulta así porque la inoperancia como tal tiene la mala costumbre de volverse en contra de quien ha buscado alianza con ella. Ahora lo comprueba Més con la candidata elegida para el tercer puesto de la lista del Consell. No haber hecho nada de forma intencionada se traduce, en este caso, en la disolución de la pretendida imagen de transparencia de la coalición y en un serio veto para el futuro político de Caterina Mas.
El asunto de la ferretería parcialmente ilegal, de la que es socio el marido de la exalcaldesa, lleva más de una década incrustado en la gestión y la política municipal de Petra. Permanece todo un rosario de reproches y acusaciones entre fuerzas políticas distintas sobre este asunto. Incluso ha habido intentos de acuerdo pactado pero sin voluntad de solución. Se ha hecho, o dejado de hacer, a conveniencia, confiando en que el paso del tiempo lo borraría todo. No ha sido así. Todo lo contrario. Es una historia archiconocida, sujeta desde hace tiempo a todo tipo de interpretación pública y en la que Més ha cometido el error de infravalorarla en el momento de posibilitar que la ahora vicepresidenta del IMAS ocupara un puesto de salida para el Consell.
Con la multa perdonada en espera de calificación fiscal y la oposición informada, todo es más endeble pero claro. El tiempo sigue con la costumbre de volverse en contra.
