El fiscal Miguel Ángel Subirán ha explicado esta mañana al juez que no "realizó un encargo explícito" al excomisario Antonio Cerdà para que se pusiera en contacto con El Ico, si bien ha reconocido que le trasladó su preocupación por una serie de mensajes que iban circulando que indicaban que el joven de Son Banya estaba recibiendo presiones para que modificara su versión en el Caso Cursach.

El fiscal Antiorrupción había sido citado por el juez para que explicara qué tipo de encargo le había solicitado al excomisario jubilado y de qué forma se había producido el encuentro con el policía jubilado en el que habían tratado este tema. Subirán ha señalado que no recordaba muchos de los detalles, pero ha dejado claro que no se trató de un encargo explícito, sino que el excomisario se compromtió a contactar con El Ico y conseguirle los mensajes si es que realmente existían.

Confirmó que en el mes de octubre del año pasado Cerdá le llamó para decirle que había hablado con El Ico y que le había entregado un bolígrafo grabador, en el que parecía que guardaba pruebas sobre las supuestas presiones que estaba recibiendo el joven de Son Banya. Sin embargo, después se comprobó que dicho aparato grabador estaba vacío, como pudo comprobar los técnicos de la Policía.

El fiscal señaló que Cerdá nunca le comunicó de qué forma se había puesto en contacto con El Ico, ni conocía el encuentro en el párking del hospital de Son Llàtzer, ni que previamente el expolicía se había puesto en contacto con la Rosario, la tia del joven de Son Banya, para ponerse en contacto con él.

Fuentes judiciales han señalado que el fiscal, en ningún momento, ha avalado la coartada del expolicía, si bien tampoco le ha perjudicado. Cerdá ha negado que hubiera recibido un soborno económico de los traficantes de Son Banya y ha justificado su encuentro con El Ico, que le acusa de haberle entregado un soborno de 36.000 euros, diciendo que estaba cumpliendo un encargo de la fiscalía.

Los abogados del excomisario están estudiando solicitar nuevas pruebas.