La organización terrorista ETA ha reconocido en su boletín interno ( zutabe), editado un mes antes de su disolución y que ha sido divulgado por el periódico Gara, que su último atentado con bomba en su medio siglo de actividad criminal tuvo lugar en agosto de 2009 en unos servicios de las galerías comerciales de la Plaza Mayor de Palma.

"El 9 de agosto (de 2009), a las 18.00 horas, ETA hizo estallar su último artefacto explosivo en las galerías de la Plaza Mayor de Mallorca", afirma la organización terrorista que se refiere a sí misma en tercera persona. El boletín incluye un resumen de un informe más extenso sobre las acciones criminales de ETA, que en su día reivindicó la autoría de la bomba lapa colocada en un todoterreno de la Guardia Civil de Calvià. La primera bomba atribuida a ETA explotó en el otoño de 1959 en el Gobierno Civil de Vitoria.

El atentado de Calvià se cobró la vida, el 30 de julio de 2009, de los dos jóvenes agentes Diego Salvà Lezaún, de 27 años, y Carlos Sáenz de Tejada García, de 28. Este fue el primer atentado mortal cometido por la banda terrorista en la isla, aunque antes ya había actuado en Mallorca. La acción terrorista ocurrió en la calle de na Boira en Palmanova, frente a unas dependencias de la Guardia Civil cedidas por el ayuntamiento de Calvià, en una zona turística situada a nueve kilómetros de Marivent, la residencia oficial de verano de los Reyes.

Bomba lapa en los bajos

La explosión tuvo lugar entre la una y media y los dos menos cuarto de la tarde en un coche patrulla de la Guardia Civil, modelo Nissan Patrol, en cuyos bajos había una bomba lapa que se sospechó que había sido activada a distancia.

Horas después un perro detectó una segunda bomba en otro todoterreno aparcado a un kilómetro de distancia de allí, junto al cuartel viejo de Palmanova y en una zona abarrotada de periodistas, agentes y curiosos. Afortunadamente, este explosivo pudo ser desactivado. Las fuerzas de seguridad del Estado activaron la 'operación jaula' en las carreteras, aeropuerto y puertos de Mallorca, pero aquellos controles no sirvieron para localizar al comando, que nueve años y medio después no ha podido aún ser identificado ni detenido.

Cuando Mallorca estaba conmocionada por las dos muertes y asumía su vulnerabilidad, pese al mito de que ETA no tendría escapatoria si actuaba en la isla, una oleada de bombas, esta vez sin víctimas, sacudió Palma el domingo 9 de agosto.

La primera explosión se produjo a las 14.25 horas en el baño de mujeres del restaurante La Rigoletta, en plena hora de la comida y cuando el local estaba lleno. El local, en el Paseo del Portitxol, fue evacuado tras la explosión por orden del propietario, quien dio el aviso a los servicios de emergencias. Cuando explotó la del restaurante Enco, pasadas las 16.00 horas, el local y el edificio en el que está situado -donde vivían ocho vecinos- sí que había sido desalojado. La tercera, en los bajos de la Plaza Mayor, explotó pasadas las 18.00 horas y causó daños materiales.

El caos en la capital , no obstante, comenzó ya a las 12.30 horas cuando se produjo una explosión en el Bar Nica, situado en el número 29 de la Avenida Conde de Sallent que, en un primer momento, fue atribuida a una fuga de gas metano o de un aire acondicionado, aunque luego se confirmó de que había sido una cuarta bomba.

Las cuatro bombas se supuso que fueron colocadas por una terrorista, dado que estaban ocultas en los dobles techos de baños de mujeres.