Este es el estado de ánimo entre los vecinos de Sant Llorenç un mes después de la riada

Este es el estado de ánimo entre los vecinos de Sant Llorenç un mes después de la riada

Joana Caldentey: administración de Loterías de Sant Llorenç

Joana Caldentey regenta la única administración de lotería de Sant Llorenç. Y como es habitual en los lugares en los que ha sucedido una tragedia, se han disparado las peticiones de décimos de la lotería de Navidad. "No pudimos abrir las cajas hasta un par de días más tarde de la riada, y cuando lo hicimos tuvimos que limpiar y secar los décimos. No fuimos conscientes de lo que vendría después: una avalancha de gente que quiere comprar décimos del pueblo, es una locura", explica.

Los décimos convencionales se agotan rápidamente y la lista de espera es cada vez más imponente con multitud de solicitantes de la isla y de la Península. "La gente no está acostumbrada al número sacado por el terminal y quiere el de siempre, aunque sean lo mismo. Vamos pidiendo lotería a Madrid, pero tardan una semana o diez días", relata Caldentey.

Bonaventura Pascual: restaurante Cas Patró de Son Carrió

Por el restaurante Cas Patró de Son Carrió ya no desfilan agentes de la Guardia Civil, militares y efectivos de Emergencias. Pero "todavía se habla mucho" en esta pequeña localidad en la que se hallaron tres víctimas mortales. "Poco a poco lo vamos superando, pero para algunas familias ha sido un trauma muy grande. Hace 30 años sufrimos una riada, pero nunca nos hubiéramos imaginado que después de ampliar el cauce actual podría volver a pasar algo así", relata Bonaventura Pascual, propietaria de Cas Patró. "Vi a personas que vinieron a identificar a un familiar, eso toca mucho. La situación se va superando, pese a que todavía hay familias que no han recuperado su casa. Todos hemos tenido que trabajar para quitarnos la emoción tan fuerte que sufrimos aquellos primeros días", recuerda Pascual.

"Sí hemos aprendido una lección: sabemos que ahora estamos aquí, pero no si seguiremos dentro de una hora. Tenemos que vivir el día a día, sin pensar tanto en acumular", concluye.

Jaume Mercant: rector de Son Servera, Sant Llorenç y Son Carrió

Jaume Mercant elogia el "espíritu fuerte" de las víctimas de las inundaciones de hace un mes. "Esto ha sido una llamada de atención de la naturaleza; ni Dios ni la naturaleza nos ha castigado. Es el hombre el que tiene que respetar el espacio natural. Y tan grave es construir un hotel a un palmo de la playa como tener casas al lado del torrente. Estas cosas habrá que mirarlas, porque con el cambio climático pueden volver a pasar dentro de unos años", advierte el rector de Son Servera.

El párroco asegura que "después de esta experiencia he conocido mejor al pueblo" y pone dos cosas en valor. "Destaco la gran red familiar y de solidaridad que hubo entre los vecinos. También me quedo con el espíritu fuerte que tienen, lo han encajado con una mezcla de fortaleza y sobriedad", subraya Mercant, que tiene palabras para "los que lo han perdido todo, incluso los recuerdos".

Llorenç Frau: Forn Can Mateu Coca de Son Carrió

Las excavadoras siguen dominando una de las entradas de Son Carrió, allí donde el torrente se desbordó barriendo viviendas, coches y vegetación. "Cada día hablamos menos del tema, pero es cierto que cada vez que hay una previsión de lluvias o dan algún tipo de alerta sigue habiendo una cierta psicosis. La gente se ha quejado un poco porque solo henos salido por la búsqueda del niño y eso ha tapado la magnitud del desastre que sufrimos aquí", relata Llorenç Frau en el conocido Forn Can Mateu Coca de Son Carrió. "Nos hemos sentido un poco desplazados. Sin negar que el foco del problema estuvo en Sant Llorenç, aquí también ha habido muchos problemas", abunda Frau.

Este comerciante rescata una única cosa positiva de la tragedia: "El voluntariado. La gente ha ayudado muchísimo, especialmente los jóvenes a los que muchas veces criticamos. Fue emocionante la cantidad de gente que vino a ayudar".

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