En el baile de cifras, además de networking -las reuniones de siempre- y posados que es la feria londinense que ayer cerró su edición 2018, lo que está en juego es ver si la capacidad aérea hacia Balears sale reforzada, o no, para la próxima temporada. Si los turoperadores le restan conectividad a las islas para redirigirla hacia Turquía, Egipto y Túnez. Esto es lo que trae de cabeza a los hoteleros mallorquines, sobre todo a los que basan su negocio en el precio, en detrimento de la calidad, el sello del turismo español, el que se defiende a capa y espada desde el sector público y el privado. En algo coinciden sin ambages.

Primer escenario. Las reservas del mercado emisor británico de los dos TTOO más clásicos, Thomas Cook y Tui, se barrunta que están por debajo de las de 2017. Segundo escenario. Los destinos del Mediterráneo Oriental son imbatibles por precio y aquí lo que está en juego es si los turistas más low cost , digamos, esos de los que tanto nos quejamos, cambian las playas mallorquinas por las turcas, egipcias o tunecinas. Entonces las mayoristas redirigirán vuelos para allá. ¿Cómo están los slots para el año que viene?", esa es la clave.

Tercer escenario. Nadie sabe nada. Hasta enero y febrero que arranquen las ventas. Mientras tanto, especulemos. La cena que reunió a los empresarios isleños con Jet2 el martes les dejó un buen sabor de boca. El consejero delegado de la low cost británica, Stephen Heapy, ya les anunció a finales de octubre en Mallorca que siguen aumentado las plazas a la isla, seis de cada diez vendidas en paquetes turísticos a través de Jet2Holidays, los del todo incluido, los mismos que salen reforzados de esta WTM y tenía tan nerviosos a los hoteleros y divide, un vez más, a los socios del Govern.

Creerse la calidad

"Tenemos que creer en nosotros mismos y reinvertir en nuestros productos". Antoni Horrach, director general de HM Hotels y expresidente de los hoteleros mallorquines (2007-2010) lidera 18 hoteles (11 en Mallorca, 3 México y 4 en República Dominicana) bajo las marcas HM y Whala!. Sobre los turistas prestados de los destinos competidores del Mediterráneo, dice que "hemos sabido fidelizarlos", pero ante la preocupación de los bajos precios de aquellos países, los mallorquines también los han bajado. Y recuerda los costes de un empleado en la isla, cerca de 3.000 euros frente a los 400-500 euros que afronta un empresario turco que además se beneficia de unas aerolíneas que reciben ayudas públicas directas. Pep Cañellas también saca a colación la subida salarial, "merecida", subraya, y pactada en una "época de bonanza". Enero y febrero serán los meses clarividentes para ver qué ocurre ante el repunte de las reservas hacia los competidores "contrastadas con los turoperadores", asegura desde su doble sombrero como propietario de la cadena Fergus con 13 hoteles (10 en Mallorca) y miembro del comité directivo del banco de camas de Iberostar, W2M. A esta coctelera, Cañellas le añade el 'Brexit'. Of course.