La debilidad de las ventas durante el verano va a tener consecuencias para la clientela local, y no negativas para su bolsillo. La necesidad de mejorar sus reservas económicas para el invierno va a hacer que el comercio opte por organizar este año un "largo Black Friday", con la aplicación de descuentos durante varios días, a lo que se sumará un adelantamiento del inicio de las rebajas en el caso de los pequeños establecimientos, sin esperar al tradicional 7 de enero, una vez superada la Festividad de Reyes, según se pronostica desde sus patronales. Y todo ello con el objetivo de incentivar las compras de la clientela local. Pero las ventajas que ello supone para los consumidores no lo son para el comerciante, según se admite desde Afedeco y Pimeco, por cuando conlleva renunciar a una parte del margen de beneficio en un momento en el que el empresario realmente no lo necesita. En este aspecto, se lamenta que el Black Friday, que suele conllevar descuentos del 20% al 30%, está provocando la paulatina desaparición de las ventas que se registraban durante el posterior Puente de la Inmaculada, que se realizan sin recortar el margen de beneficios.