“Será un proyecto muy bonito no solo para la ciudad de Palma sino también para la barriada”, comienza la arquitecta mallorquina Maria Nicolau, perteneciente a uno de los tres estudios que, con el proyecto Pine Life, se han alzado con el triunfo en el concurso de ideas para construir el nuevo Son Dureta, un viejo hospital que recobrará su antigua vitalidad para atender a una cada vez más numerosa población mayor y frágil de la isla.

“Además, este proyecto arquitectónico resuelve la barrera que hasta ahora suponía Son Dureta frente al bosque de Bellver”, comienza la arquitecta a desgranar algunas de las peculiaridades de esta ambiciosa remodelación.

Nicolau se congratula de que la elección de su proyecto lleve aparejada también la dirección facultativa de la obra ya que, estima, “cuando no te dejan dirigir las obras, normalmente el proyecto se desvirtúa bastante”.

La ambiciosa obra comenzará, tras la demolición del maternoinfantil, el edificio verde de consultas externas y diversas construcciones que albergaban cocinas y vestuarios, con la construcción del edificio B en su lugar, una novedosa edificación de tres volúmenes que la arquitecta pasa a desgranar.

“Las plantas bajas del pabellón central y del que está situado más al este albergarán el nuevo centro de salud. Se coloca en la planta baja para ganar en accesibilidad y proximidad. Se entrará a él por Andrea Doria, el acceso será peatonal y muy, muy verde”, explica.

Estos edificios, unidos los tres por una pasarela de cristal, tendrán una altura de tres plantas si se excluyen la planta baja y dos subterráneas que albergarán en su nivel más inferior el aparcamiento (gratuito y de unas 560 plazas) y las cocinas así como otros servicios.

“Las plantas superiores, por sus mejores vistas y ubicación, se destinarán a hospitalización”, añade Nicolau.

Está previsto que este edificio B disponga de un total de 242 camas con las dimensiones y comodidades adecuadas para unos pacientes que pasarán una estancia media de entre dos y tres meses. Las unidades de hospitalización, según el plan funcional elaborado por el Servei de Salut al que ha tenido que ceñirse el proyecto ganador, serán de habitaciones dobles de uso individual que estarán dotadas de baño adaptado y contarán con una sala común para uso y disfrute tanto de pacientes como de sus familiares.

“En el tercer pabellón que conformará este edificio, el que estará ubicado más al oeste, se ubicará también en la planta baja el SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria) dejando las tres plantas superiores para hospitalización y para la cafetería”, continúa la arquitecta.

Y mientras está previsto que el centro de salud (dispondrá de catorce consultas de medicina familiar y comunitaria, doce consultas de enfermería, tres consultas de pediatría, tres consultas de enfermería pediátrica, una sala de cirugía menor y una unidad de atención a la mujer) atienda a una población de 20.000 personas de su área urbana más próxima, el servicio de urgencias deberá satisfacer las emergencias asistenciales de 120.000 palmesanos.

Zona para el barrio

Entre este nuevo edificio B y el A (el semicircular que no se demolerá sino que se remodelará), la arquitecta enfatiza que “será una zona muy verde con cafeterías y pensada para que se haga vida de barrio. No habrá aparcamientos y allí entrará de manera natural el paisaje”.

Nicolau, que no sabe responder a la pregunta de cuántos pinos piensan plantar en la zona, sí asegura que hay un proyecto paisajístico en donde manda por encima de todo la vegetación. “La escala la dan los pinos y, lógicamente, el antiguo edificio A por su mayor altura”, detalla.

Para concluir con el edificio B de nueva construcción, la arquitecta mallorquina explica gráficamente que será “como unos dedos que se meten hacia el bosque de Bellver desde la calle Andrea Doria”.

La firme apuesta por los espacios verdes se confirma con los accesos a los aparcamientos gratuitos. “Al del edificio B se accederá por el lado del torrente, por la calle que va al colegio San Cayetano y al parking que se ubicará en la parte norte del edificio A se entrará por sa Teulera. En definitiva, quitaremos los coches de la zona verde haciendo que entren en el complejo sociosanitario por sus extremos. Aunque todo esto habrá que verlo con Movilidad”, se muestra cauta Nicolau.

En la fase 2 se acometerá la reforma y la ampliación del viejo y emblemático edificio semicircular. “En la construcción actual se hará una cafetería en la planta baja, el primer piso albergará las consultas médicas y el resto de plantas serán para hospitalización. También habrá, como en el edificio B, tres volúmenes, otros tres dedos que se meten en Bellver. El central, de nueva construcción se destinará completamente a hospitalización mientras que el tercero, más pegado a sa Teulera, acogerá el Banc de Sang”, explica la arquitecta resaltando que será un edificio escalonado, con varias alturas.

“La intención es dar valor al edificio antiguo. Su fachada recuperará su imagen inicial, con sus balcones circulares y sus barandillas con barrotes y se volverá a hacer el salón de actos semicircular en su parte trasera. El resto de edificaciones del complejo tendrán todas sus fachadas del mismo color, de terrazo, beige, porque la idea es que el complejo tenga un aspecto residencial, que no parezca un hospital”, concluye Nicolau.