Ha sido protagonista accidental por las inundaciones del Llevant. Usted hizo una pregunta en su homilía del funeral por las víctimas que cualquier creyente se hace: ¿Dónde estaba Dios durante la catástrofe? ¿Cómo se puede explicar la muerte de un niños de 5 años?

No tengo respuesta. Un creyente se hace las mismas preguntas que cualquiera. No es diferente a la hora de plantearse preguntas. El propio Jesucristo se pregunta estando en la cruz por qué Dios le ha abandonado. ¿Dónde estaba Dios? En la gente solidaria, en la que lloraba. Ahí vi a Dios.

También destacó en su homilía el "milagro de la solidaridad".

Es hacia donde empuja la Iglesia. Ese es, precisamente, el gran mensaje del cristianismo: cuando Jesús nos dice "quereos los unos a los otros como yo os he querido". Hemos visto exactamente eso.

¿Cuál es el papel de la Iglesia ante una catástrofe así?

No pensaría en una Iglesia como institución, con obispos y curas, sino como los cristianos. La gente de los pueblos afectados eran cristianos y se solidarizaron y volcaron los unos con los otros. Yo enseguida, la misma noche, hablé con nuestros rectores en la zona y cuando me contaron lo que estaba pasando decidí que debíamos pronunciarnos y lo que hicimos fue un llamamiento de ayuda para los afectados. Cuando vas ahí y ves el ejemplo de la gente, eres tú el que eres evangelizado. No pude evitar acabar llorando.

Según los últimos datos, Balears es de las comunidades con mayor porcentaje de ateos y no creyentes, con más de un tercio. ¿Está el catolicismo en crisis?

No viene de ahora, ya hace un tiempo que estamos en esta situación. Estamos en una sociedad que crea sus propios ídolos, a los que dedica esfuerzo y dinero. Hay una desertificación espiritual. El Papa habla de la globalización de la indiferencia, de que hemos perdido la capacidad de llorar. Si no hay una sacudida, la gente no afronta determinadas preguntas.

Y de entre los creyentes, aquellos que se declaran como practicantes son una minoría.

La expresión ?soy creyente pero no practicante? no me gusta, es como decir ?soy creyente pero no coherente?. Uno no es practicante por ir a misa, uno es practicante por poner en práctica aquello que cree. No obstante, existe una comunidad cristiana viva, que no se dedica a ella, sino a los demás.

Sin embargo, las iglesias cada vez están más vacías. Incluso han anunciado reducción de misas y parroquias en Mallorca.

Hemos planteado la reducción de misas para que haya más cohesión de la comunidad, para tener menos misas pero con más gente. Esto no puede ser un self-service, se trata de crear una comunidad.

Esto se traducirá en que habrá parroquias que dejarán de dar misas y que sus feligreses tendrán que ir a otras. ¿No va a generar eso problemas? Especialmente para la gente mayor.

Lo estamos estudiando aún. Entendemos que la movilidad para la gente mayor es un problema. En la mayoría de casos hablamos de dos kilómetros, de parroquias que están muy cerca. Si vemos que hay mucha gente que no se puede desplazar no lo cambiaremos. Hablamos de casos en que el cura se encuentra en la misa a ocho o diez personas. Esto no puede ser. Por eso este cambio.

¿Ya han decidido qué parroquias dejarán de oficiar misa?

Aún no lo tenemos claro. No puedo concretar nada, porque no es definitivo, pero son unas cinco o seis parroquias, que ya no tenían mucha actividad o que están muy cercas de otras. Sus locales pasarán a otros usos: las que están junto a colegios, para los colegios, o para locales de cáritas. Algunas funcionarán para celebraciones puntuales. Hablamos sobre todo de parroquias de Palma. En la Part Forana es diferente. La Iglesia en los pueblos aún tiene otro papel.

Se encuentran con menos feligreses, pero también con menos curas para dar las misas.

A menos vida cristiana, menos vocaciones; va una cosa con la otra. Ahora mismo hay 8 chicos preparándose en el seminario para ser curas. Nos parece un buen número para trabajar. Estamos en un momento en que hay que ser muy selectivos. Se requiere mucha formación, preparación intelectual, humana y espiritual.

Otra de las novedades que han anunciado es la incorporación de numerosas mujeres en el organigrama del Obispado. ¿Esto es sólo el principio?

Sí, solo el principio, lo que no significa que no hubiera ya mujeres antes, pero empezamos por aquí. Es el comienzo. Lo hacemos a partir de la valía de las personas. El rostro femenino y la genuidad de lo femenino en la Iglesia debe introducirse de una manera nueva. Mujeres hay muchas: catequistas, voluntarias de Cáritas. Con la reforma, también damos mucho peso a los laicos, que son quienes están en medio de la sociedad, en política, en la familia.

¿Habrá en un futuro mujeres oficiando misa o siendo obispo?

Lo que se está estudiando es la ordenación de mujeres diaconisas a encargo del Papa. Se ha abierto un camino, está en estudio, y no creo que haya problemas. Lo que aún no se ha abierto es la ordenación de mujeres como presbíteros. Jesús no pensó en eso: eligió 12 hombres para 12 apóstoles. De todas formas, ser cura no es una cuestión de poder. No se trata de poder de la mujer. Hay mujeres en cargos de máxima responsabilidad en la Iglesia, tenemos delegadas del Obispado.

Hubo polémica por unas palabras del Papa hablando de psicólogos cuando le preguntaron por la homosexualidad. Luego se matizó. Para aclarar, ¿cuál es el posicionamiento de la Iglesia hoy ante la homosexualidad?

Como dijo el Papa, ¿quién soy yo para juzgar? La Iglesia no hace un juicio negativo de la homosexualidad. La Iglesia acoge y hay muchos creyentes y practicantes que son homosexuales y viven la homosexualidad como otro vive la heterosexualidad. A veces las expansiones de comportamiento es lo que lo sacan de lo que uno querría. Otro tema que es más difícil de aceptar es el matrimonio, que pensamos que es de un hombre y una mujer. Nos sobrepasa.

Ha denunciado un complot dentro de la Iglesia contra el Papa Francisco por sus reformas.

Hay un sector interno y lobbys políticos que han tratado de frenar las reformas, que para el Papa son impostergables. Una Iglesia que apuesta por los pobres es una bofetada a este mundo de riqueza y ostentación. Yo digo que es una suerte que tengamos este Papa. Mucha gente no creyente lo admiten como referente ético y moral.

Se ha identificado al cardenal Omella de Barcelona, al cardenal Ladaria o a usted con esa corriente más cercana al Papa. ¿Hay curas progresistas y curas conservadores en la Iglesia?

Es muy difícil de decir. ¿Progresista en qué y conservador en qué? Yo hablo de fieles al evangelio y con el Papa vemos ese referente de fidelidad al evangelio. Ser fiel al evangelio tiene siempre la oposición de quien quiere una Iglesia inflada de poder y que controla las libertades de la gente.

Se ha puesto en marcha una comisión para investigar abusos y ya hay polémica por quién se ha puesto al frente. Lo que parece es que falta determinación.

A veces somos abordados injustamente. Cada obispo es responsable de su diócesis y yo siempre he dicho tolerancia cero. Cada vez que hay un caso se actúa y creo que lo hacen todos los obispos. En ocasiones te dicen que no se actúa cuando estamos en proceso. Eso no es encubrimiento. Pediría confianza en la Iglesia.

Ahora se ha puesto sobre la mesa que deben llevar enseguida casos en manos de la justicia.

Un obispo tiene la obligación de denunciar y colaborar con la justicia y se hace. Luego la Iglesia tiene sus propios tribunales y a veces incluso se adelanta. El clero vive un juicio muy duro y a veces incluso nos insultan por la calle. Estos casos no son todo el clero.

El Vaticano ha invocado la inmunidad de Ladaria para que no sea juzgado por encubrimiento. ¿No choca eso con la colaboración a la justicia?

Me es muy difícil juzgar este caso porque desconozco este proceso. Si el Vaticano lo pide será por algo. Se habla de encubrimiento pero no lo sé, no conozco el caso.

La Iglesia de Mallorca fue la primera en España en expulsar un párroco por abusos y ya van tres. Sin embargo, esa contundencia cae cuando se sabe que al exrector de Can Picafort, hoy en prisión, se le da una paga.

Yo me he encontrado con ello. La Iglesia puede ayudar a quien quiera. En este caso se le ayuda para que pueda cobrar de la Seguridad Social lo que no cotizó sus años de misionero en América. Nada nos prohibe ayudar a una persona con una necesidad. También se ha ayudado a las víctimas. Una persona en la cárcel ya paga su pena, ¿qué queremos?¿más cástigo? ¿Por qué esta mentalidad tan condenatoria? Los cristianos tenemos un evangelio que habla de justicia, pero también de perdón y de misericordia. Y eso es para todos, no sólo este caso, que es muy grave y que no podemos admitir. Siempre me pregunto cómo podemos recuperar a esa persona, cómo se la puede ayudar a salir renovada de esta situación.

¿Se ha visto con él o con el resto de curas después de haber sido condenados por abusos?

Sí, sí, claro. El Obispo es el padre de la Iglesias y puede hablar con todo el mundo que considere. He hablado con todos, tanto con unos como otros. He ido a todo lo que he creído que tenía que ir.

¿Cuando dice con todos se refiere también a las víctimas?

Sí, sí. He recibido a todo el mundo que me lo ha pedido. Hemos hablado y nos hemos entendido. Los que no me lo han pedido, no. Pero dejádmelo hacer con la discreción que creo que toca.

Hay quien dice que el problema de los abusos es el celibato.

Es una reflexión que se hace pero no llegamos a una conclusión. Creo que es más bien fruto de una cuestión de personalidad. Los protestantes no tienen celibato y se enfrentan a los mismos problemas. El celibato es un don que apreciamos y valoramos.

¿Qué le pareció la serie En vida teva de IB3 sobre su predecesor?

Nunca me entusiasmó, no me gustó que se hiciera esa serie. Sólo la entiendo como un tema de audiencia, pero vi que la sociedad la rechazó. No entendí por qué se tenía que hacer una serie que hacía referencia a unos hechos muy recientes. A mí me afectó personalmente. No creo que hiciera bien.

Más allá de la polémica sobre su predecesor, la serie abordaba la controversia por la propiedad del convento de Santa Isabel. Tienen dos sentencias a favor, pero las Jerónimas planean seguir.

Las Jerónimas aquí son muy pocas y mi impresión es que aquí hay otros intereses. ¿Por qué esta persistencia en no acatar la justicia? Desde el principio he dicho que queremos trasladar ahí una comunidad de vida monástica, pero no podemos porque no tenemos ni las llaves. Aún no tengo las llaves. Lo quería enseñar a comunidades que podrían venir y no puedo. Tampoco lo veo como un enfrentamiento en la Iglesia, creo que hay intereses fuera.

Otro tema sub iudice es la propiedad de Sant Salvador de Artà.

Aquí se tiene que llegar a un acuerdo, es ridículo pelearnos por unas murallas. Si son nuestras las pondremos al servicio del pueblo. ¿Qué daño hace que sea de la Iglesia? Acaso la Iglesia no lo ha puesto ahora al servicio del pueblo.

Antoni Vadell, obispo auxiliar de Barcelona, y Luis Ladaria, cardenal. Mallorca ha ganado peso en la jerarquía eclesiástica.

Al final todo es fruto de un movimiento. Sólo puedo expresar alegría. No puedo decir más.

En más de una ocasión ha dicho que la canonización de Ramon Llull estaba muy avanzada. ¿Habrá pronto novedades?

Todo el procedimiento está hecho y ahora sólo se espera que el papa diga cuándo, que salga la última resolución. Esto es lo que sabemos de cómo está la cosa.