Los trabajadores de la cárcel de Palma y del resto de centros penitenciarios del Estado protagonizan hoy su segundo día de huelga para reclamar una mejora salarial y un aumento de la plantilla porque, subrayan, la falta de efectivos pone en riesgo su seguridad y les expone a más agresiones, especialmente en el conflictivo centro palmesano.

Desde primera hora de la mañana los trabajadores se han apostado frente a la prisión para visibilizar su protesta e informar de sus reivindicaciones a los ciudadanos que acuden centro a visitar a algún familiar, tal como hicieron durante la primera jornada de huelga que convocaron el pasado miércoles.

La cárcel de Palma registró en 2017 la mayor tasa de agresiones a funcionarios. "Cada dos días un trabajador es agredido en un centro penitenciario español. Con la peculiaridad de que de los 84 centros, el que más agresiones registró fue el de Palma con 62 trabajadores agredidos; el 25% de la plantilla del área de vigilancia", detalló el miércoles David Rodríguez, delegado de UGT en el centro penitenicario palmesano.

La protesta se está desarrollando sin incidentes, vigilada de cerca por agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Precisamente los funcionarios de prisiones se sienten "el patito feo" de todos los cuerpos de seguridad que dependen del Ministerio del Interior, y reclaman la subida salarial a la que se comprometió el Gobierno de Pedro Sánchez el pasado septiembre.

Los sindicatos han convocado otras cuatro jornadas de paros en noviembre si sus reclamaciones no son atendidas.