El operativo de búsqueda del pequeño Arthur Robinson, el hijo de Joana Lliteras, la farmacéutica fallecida durante las inundaciones tras lograr poner a salvo a su otra hija, se centró ayer varias horas en una acequia en el margen del torrente de ses Planes, a su paso por Son Carrió. Un perro de la Guardia Civil marcó el lugar y el operativo, con más de treinta efectivos, se volcó en excavar. Al llegar al fondo no se halló nada. ¿Por qué entonces el perro de búsqueda marcó el lugar?

Según ha explicado el portavoz de la Guardia Civil, Francisco Molina, hoy en respuesta a los medios, los perros de búsqueda se desorientan por el olor de cerdos en descomposición. Según ha detallado el representante de la Benemérita, en estado de descomposición, los perros se confunden entre el olor de un cerdo y de un ser humano, lo que provoca que cualquier resto del animal pueda llevar a equívoco a los perros a la hora de marca la zona.

Esto pudo suceder ayer por la tarde cuando el can marcó una zona en la que finalmente no se halló nada. Además de que la riada ha provocado la muerte de numerosos animales en la zona, el portavoz de la Guardia Civil ha señalado la posible presencia de una nevera en una cochera colindante a la acequia, que en su interior podría haber tenido restos de cerdo.

Intensifican la búsqueda de Arthur en el torrente de ses Planes

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