Baleares está logrando reducir el consumo de cigarrillos durante este año, contra la tendencia estatal de ligero incremento. Y por ahora es el segundo año consecutivo en el que está consiguiendo ese recorte. Todo ello a pesar de tratarse de una autonomía en la que su población no deja de crecer.

Los datos facilitados por el ministerio de Hacienda cifran en 61,9 millones de cajetillas de cigarrillos las ventas registradas en las islas durante los ocho primeros meses de este año (superadas ya las puntas en la llegada de visitantes de julio y agosto), quedando así por debajo de los 62,6 millones contabilizados durante ese mismo periodo de 2017. Este descenso, de un moderado 1,1%, resulta relevante si se tiene en cuenta que la comercialización de cigarrillos mantiene una senda alcista en el conjunto de España, al haber cerrado este periodo de enero a agosto de este año con 1.510 millones de cajetillas vendidas, por encima de los 1.509 millones de las mismas fechas de 2017.

La tendencia bajista balear es compartida por otras siete comunidades (Madrid o Andalucía entre ellas), frente al alza que se ha dado en ocho (como Cataluña o Valencia).

El dato de Balears tiene relevancia porque el pasado año ya puso fin a los incrementos detectados en los ejercicios previos. Las islas cerraron 2017 con 89,3 millones de cajetillas comercializadas, con una baja frente a los 90,5 millones de 2016, lo que supone un descenso del 1,3%. Eso supone que este año se está consolidando esa evolución bajista, tras las subidas de 2014, 2015 y 2016.

Un matiz: durante este año se detecta también una reducción en la comercialización de cigarros, mientras crece la del tabaco para liar y para pipa, pero estas categorías resultan mucho menos significativas que la de los cigarrillos a la hora de estimar la evolución en la demanda de tabaco.

La importancia en la reducción del consumo de tabaco se explica por la cantidad de enfermedades que se vinculan a esta práctica. Sin embargo, durante los últimos años desde las organizaciones contrarias a la práctica de fumar se ha venido denunciando una apreciable laxitud por parte de las Administraciones públicas a la hora de exigir el cumplimiento de la legalidad en esta materia. Por ejemplo, se denunciaba el cerramiento de las terrazas de los bares durante el invierno, con lonas que cubren tres de sus cuatro paredes, en los que se dejaba fumar pese a que solo esta permitido si hay abiertas dos. Otro aspecto que se criticaba era la permisividad ante las personas que fuman en espacios deportivos abiertos.

Un dato adicional: durante los primeros ocho meses de este año, los isleños y los visitantes se han gastado en Baleares 285,4 millones de euros en paquetes de cigarrillos. La cifra aumenta hasta los 334,7 millones si si incluyen además el resto de modalidades de tabaco.