Magdalena Galmés, una vecina de Sant Llorenç, relata cómo vivió la riada del martes.

“Entró mucha agua en todas las casas. La abuela de 88 años que no puede caminar y que va en silla de ruedas hubo que subirla arriba. Entre mi marido y la chica que nos ayuda la subieron a peso haciendo mucha fuerza por la escalera, que es estrecha. La llevaron a una habitación”, detalla la mujer.

“Fue terrible. Por aquí pasaba el agua, se llevó los dos coches, tenemos dos garajes que no podemos abrir las puertas. Allí, entró un metro y medio de agua, vamos a pedir un poco de ayuda para que nos abran los garajes”, añade. “Mi padre con casi 96 años todavía ha ayudado a limpiar, también subió arriba. Yo he visto tres riadas, pero como esta ninguna”, asegura Magdalena Galmés.