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Vivir con la enfermedad, pelear contra el estigma

Las personas con problemas de salud mental piden normalidad - "Necesito trabajar para seguir estable", relata un afectado por un trastorno bipolar

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Vivir con la enfermedad, pelear contra el estigma

"Firmo estar como estoy ahora mismo porque sé que puedo estar peor". Joan Mir lleva exactamente la mitad de su vida conviviendo con un trastorno bipolar que le fue diagnosticado a los 18 años. Ahora, con 36 y una estabilidad de la que disfruta desde hace relativamente poco tiempo, explica su situación para combatir tabúes y servir de ejemplo a quienes, como él mismo en el pasado, viven en un agujero negro por culpa de la enfermedad.

"Cuesta un poco explicárselo a la gente a la que no conoces. Hace años que estoy diagnosticado y por lo general no he tenido problemas, aunque alguna vez la gente no sabe cómo reaccionar. En mi caso, el trastorno bipolar solo 'canta' cuando de repente estás muy activo y se descontrola demasiado. Pero en general puedes hacer una vida normal", explica Mir, pollencí que ha encontrado un equilibrio gracias al piso y al trabajo que le ha facilitado la Fundació Es Garrover.

Esta entidad formó en 2014 una alianza con Gira-Sol y Estel de Llevant para constituir '3 Salut Mental', una unión de sinergias para ayudar a salir del hoyo a personas que sufren esquizofrenia, un transtorno bipolar o una depresión. Tres enfermedades a menudo bajo sospecha por culpa de prejuicios aún muy difíciles de erradicar. La celebración hoy del Día Mundial de la Salud Mental debería servir para visibilizar y desterrar lugares comunes.

Una vida truncada

"La enfermedad me truncó los estudios. Después del primer brote psicótico me resultó muy difícil volver a los libros. Entre la enfermedad y la crisis estuve mucho tiempo sin trabajar, pero ahora estoy muy bien", celebra Mir.

El pollencí ha echado raíces en Inca, donde técnicos de la Fundació Es Garrover le consiguieron un piso en mayo que comparte con otros dos usuarios de la entidad y por el que paga 250 euros,muy lejos de las cantidades que se pagan por un alquiler en plena burbuja inmobiliaria. La estabilidad de Mir se asienta sobre una segunda pata, un trabajo relacionado con el cuidado de jardines y zonas forestales.

"Trabajar es necesario para salir adelante con la enfermedad, lo peor que puedes hacer es estar en casa tirado. A veces te cuesta levantarte pronto, como a todos, pero sé que lo necesito para mi estabilidad. Si un día no hay mucho trabajo no me voy a casa tan realizado como el día que he tenido más carga. Por eso creo que trabajar ayuda a la salud mental", subraya el pollencí.

"No les damos un trato especial", explica Rafel Canyelles, jefe de Mir y de otras personas afectadas por un trastorno mental que se enfundan el mono de la Fundación Es Garrover para insertarse en el mercado laboral. "A veces hay que repetir las cosas más veces, pero no hay nada que les impida trabajar. Aquí hay la misma exigencia que en otras empresas porque el cliente, ya sea un ayuntamiento o un particular, quiere que se haga un trabajo bien hecho. Y nunca hemos tenido quejas, al contrario", sentencia Canyelles.

La alianza '3 Salut Mental' cuenta con cerca de 70 profesionales que prestan un cuidado integral al medio millar de usuarios que atienden. Una de estas especialistas es Antònia Llabrés, responsable de programas y servicios formativos y laborales de Es Garrover. "Cuando vamos a las empresas percibes miedo por desconocimiento. La palabra esquizofrenia sigue dando miedo, algunas personas tienden a pensar que quien sufre esa enfermedad no podrá realizar un determinado trabajo, dará problemas o que incluso son peligrosos", dice.

"En todo caso ante un empleador no damos detalles de la enfermedad. El diagnóstico es confidencia y solo si te inciden un poco en esta cuestión le dices que el trabajador puede llegar a estar un poco nervioso. Otra cosa es si después hay una relación de confianza y el usuario quiere decirlo", añade Llabrés.

Camille Riu, técnico de ayuda a la vivienda, aporta otra clave: "Ellos tienen que ser los protagonistas de sus vidas, nosotros les podemos dar algún empujón", explica este profesional que se cita regularmente con Mir para resolver sus dudas o abrir su mente a nuevas inquietudes -estudiar inglés es una de ellas-.

"Trabajas con la persona en su conjunto, no solo con la enfermedad. Hay cosas que hacen que la persona no esté bien y nosotros buscamos satisfacer sus necesidades de manera global", apunta Llabrés.

Durante los últimos 18 años Mir ha constatado que su enfermedad es un estigma para algunas personas, pero asegura que también ha aprendido a convivir con ello: "Lo mejor es pasar porque cuesta un poco explicarlo. Además, siempre habrá personas que te van a mirar raro".

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