Un paciente que ya llevaba varias horas en observación el pasado domingo por la tarde en el servicio de urgencias de Son Espases fue el protagonista de la última agresión sufrida por el personal sanitario en Mallorca.

Una médico adjunta que forma a los facultativos residentes que se están formando en el servicio de urgencias de Son Espases fue testigo directo de unos hechos que ha narrado en detalle a Diario de Mallorca.

"Serían sobre las seis y media de la tarde del pasado domingo cuando, de repente, una residente de médico de familia entró toda asustada en mi consulta al parecer escapando de alguien. Cuando salí a ver qué pasaba me encontré a esa persona que gritaba y vociferaba y que estaba siendo contenida por un enfermero y un celador veteranos mientras llegaban los guardias de seguridad que ya habían sido avisados", comienza su relato.

"Al parecer, el paciente había sido atendido por el psiquiatra de guardia, otro residente, que ya le había dado el informe de alta negándose a sus requerimientos de que le aumentase en su prescripción electrónica una medicación a la que al parecer es bastante adicto. Como no lo consiguió con él, tras insultarle y decirle de todo se dirigió a otra residente médico de familia con la misma intención. Ella le dijo que esperase y fue a consultarlo con el psiquiatra", prosigue la historia.

"Al regresar y decirle que no le aumentaría la medicación, montó en cólera, arrancó el aparato de elecrocardiogramas e hizo ademán de tirárselo a la cabeza. Ella, asustada, escapó corriendo y entró en mi consulta. Cuando salí a ver qué pasaba me encontré con que ya estaban conteniéndole mientras llegaban los guardias de seguridad que ya habían sido avisados. Estaba diciendo de todo. Que si éramos unos maricones y unas lesbianas, que si necesitamos unas buenas pollas y vaginas...", rememora la desagradable situación.

"Luego llegaron hasta cuatro guardias de seguridad que consiguieron reducirle, poque estaba muy agresivo. Como esa persona ya había sido dada de alta y ya no era un paciente, les pedimos que le sacasen del hospital. Pero luego pensamos que, para que no se fuera impune, deberíamos llamar a la Policía, que se personó en el hospital y se hizo cargo de él. El lunes por la mañana, al salir de la guardia, los dos residentes fueron a interponer la correspondiente denuncia", concluye la adjunta antes de señalar que esa persona ya había protagonizado incidentes similares con anterioridad.

"Son personas que en realidad no están enfermas, sino que creen que pueden ir por la vida amenazando e insultando a la gente. Otro médico me dijo que ese mismo sujeto le había amargado la última guardia que había hecho. Y eso no lo podemos tolerar", concluye la adjunta.