Los libros no coinciden. Las plagas que asolaron Egipto en tiempos de Moisés oscilan entre las siete del Salmo 78 y las diez del libro del Éxodo. Si nos atenemos a la segunda opción, la plaga de las langostas fue la octava. Era el método divino y coercitivo para que el faraón liberara a los israelitas y les permitiera regresar a la tierra prometida.

Dios le dijo a Moisés que alzase su vara y se levantó un viento del este. El vendaval trajo un enjambre de langostas. La nube cubrió el cielo y acabó con todos los cultivos, árboles y plantas.

Mallorca también ha sido víctima de un puñado de plagas. Algunas en forma de cemento, otras de vándalos capaces de arrasar todo lo que encuentran a su paso desde Punta Ballena a la calle del Jamón. Sin embargo, hay que reconocer que la isla también ha sido bendecida con dones por los que debiéramos mostrarnos agradecidos.

En la lista de infortunios, la más parecida a la plaga de langostas es la de la Xylella Fastidiosa. Ha llegado para quedarse y es una amenaza para la flora mallorquina. Las primeras noticias que llegaron a la redacción de Diario de Mallorca las trajo Mateu Ferrer. En la conselleria de Agricultura se hablaba de un bicho que acabaría con pinos, olivos y hasta rosales.

No sabemos si llegará a tanto. En cualquier caso, solo la eliminación de los ejemplares enfermos, la repoblación de especies y la investigación ya han costado casi seis millones de euros. Más de un millón de árboles y plantas ya han sido atacados por el bicho y no tenemos ninguna certeza de que la plaga esté controlada.

Por cierto, la ciencia atribuye a la erupción de un volcán en la isla de Santorini buena parte de los males que azotaron Egipto. ¿Cuál será el origen de nuestras plagas?