Eberhard Grosske deja Izquierda Unida. Después de 34 años de militancia, el histórico político de izquierdas abandona su partido por discrepancias políticas con la actual dirección nacional, de la que en su día llegó a estar cerca de liderar. Grosske se despide con un duro artículo a los actuales mandos de la formación, a la que acusa de haberse “radicalizado” y de haber “perdido contacto con la realidad”: “Lo más honesto por mi parte es darme de baja de IU”.

En la misiva de su adiós, titulada precisamente “Adiós Izquierda Unida”, defiende que mientras el partido debería haber hecho un discurso inclusivo y tejer una política de alianzas amplia “ha hecho todo lo contrario”. Le acusa de haberse “radicalizado” y señala de ello al peso que ha ganado recientemente en la dirección el Partido Comunista, del que él fue militante y secretario general en Baleares.

“Mantener cordiales lazos de amistad y respeto con Kim-Jong-Un, por mucho que su régimen este inserto en un ámbito “rico y poliédrico”, me parecía algo inconcebible”, llega a poner como ejemplo Grosske. “No soy un nostálgico de Izquierda Unida”, llega a asegurar. Pese a que deja la puerta abierta a volver a la formación, ya avisa que no lo ve probable y asegura que seguirá “activo” y “posicionándose en política”.

Voz crítica en los últimos años

Grosske, recientemente jubilado como funcionario del Ayuntamiento de Palma, fue secretario general del Partido Comunista de Balears entre 1990 y 1998 y coordinador de Izquierda Unida de 1991 y 2002, los años en los que mejores resultados cosechó la formación tanto a nivel nacional como en Baleares. En 1999 llegó a formar parte del primer Pacto en el Govern de Francesc Antich, del que fue durante tres años conseller de Treball.

Durante la siguiente década se centró en la política municipal. Renunció como conseller para ser candidato a Palma y logró 3 concejales en Cort. Repitió en 2007 con el Bloc, del que además de Izquierda Unida formaban parte PSM y Esquerra. Pese a que quedaron con dos concejales, el pacto con el PSOE de Aina Calvo y Unió Mallorquina, le permitió entrar en el gobierno municipal como teniente de alcalde y concejal de Bienestar Social, Participación y Cultura.

Después de años como miembro de la dirección nacional de Izquierda Unida fue llamado a ser el sucesor de Gaspar Llamazares como líder nacional del partido, sin embargo, acabó renunciando a presentar candidatura al constatar su falta de apoyos en la asamblea de la que resultó elegido coordinadro Cayo Lara. Desde entonces abandonó la primera línea política, si bien en los últimos años ha permanecido como una voz crítica en los diferentes movimientos que ha hechos su partido tanto a nivel nacional como autonómico. Después de haber apoyado a Alberto Garzón como coordinador de IU mostró sus reticencias a cómo se fraguó la coalición Unidos Podemos.