José María Rodríguez Barberá fue durante décadas el factótum del Partido Popular en Balears, y especialmente en Palma. Hizo y deshizo entre las huestes conservadoras, pero ahora a sus 71 años le ha llegado el final de su carrera en el banquillo de los acusados del caso Over. Rodríguez, una persona de carácter, no ha tirado la toalla, ni ha confesado sus delitos ante la fiscalía anticorrupción y el Govern. Quiere luchar hasta el final.

Rodríguez lo ha sido todo en la política balear y nacional: teniente de alcalde de Palma en dos legislaturas; conseller de Interior en el Govern de Jaume Matas entre 2003 y 2007, período en el que también ocupó la secretaría general del PP de Balears; diputado en el Parlament; senador autonómico; delegado del Gobierno en Balears, y eterno presidente del PP de Palma.

Hombre trabajador y dotado de muy buenas facultades para organizar estructuras políticas afines a su persona, siempre ha disfrutado del poder. Mas su trayectoria no ha estado exenta de sospechas, rumores e intervenciones extrañas.

En medios municipales se decía que cuando él ocupó el área de infraestructuras de Palma, la ciudad fue una perpetua zanja por obras públicas (aparcamientos subterráneos incluidos), de las que él habría sacado beneficios. Nunca se demostró y solo se investigó tangencialmente años después en una pieza separada del caso Palma Arena, relativa a la financiación irregular del PP.

En su época de conseller de Interior sí salieron algunos trapos sucios, entre ellos el que mañana empieza a juzgar la Audiencia de Palma, el caso Over, la agencia publicitaria que hizo las campañas electorales del PP insular en 2003 y 2007.

Básicamente, el caso Over habría consistido en un intercambio de favores: la agencia dirigida por el arrepentido Daniel Horacio Mercado hizo cuantiosos favores electorales al PP de Jaume Matas (cobros en negro, regalos y descuentos) y éste le recompensó después con suculentos contratos en administraciones públicas dirigidas por el partido.

"Lunes y estoy en mi despacho"

Así lo admitirán este lunes Jaume Matas, Daniel Mercado y otros acusados arrepentidos. Pero Rodríguez lo negará, como negó en noviembre de 2006, siendo conseller, que avisara al entonces alcalde de Andratx, Eugenio Hidalgo, que lo iba a detener hora después la Guardia Civil por corrupción.

"Hoy es lunes y estoy en mi despacho", aseguró el incombustible político que le dijo por teléfono a un Hidalgo muy mosqueado por la que se le venía encima.

Nuestro hombre salió incólume del caso Andratx, pero después caería sobre él la sombra de la corrupción en el caso Over, investigado mano a mano por el juez José Castro y el exfiscal Pedro Horrach. De esta fosa no le va a ser tan fácil salir.

Fiscalía y Govern reclaman 5 años de cárcel para el exconseller, que no está dispuesto a declararse culpable, ni a cambio de una rebaja en sus penas.

Fuentes jurídicas próximas al caso afirman que Rodríguez podría librarse de la condena por un error de enfoque de las acusaciones. Otra vez el extodopoderoso político caería de pie.

Rodríguez también depende de la versión que ofrezca María Luisa de Miguel, la que fue esposa del ex teniente de alcalde palmesano Javier Rodrigo de Santos y que intervino en los contratos que Interior dio a Mercado.