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Empresas y economistas detectan que el consumo balear pierde fuerza

El comercio y la restauración afirman que el mes de septiembre mantiene la debilidad en las ventas detectada al inicio del verano - El elevado coste de la vivienda y el encarecimiento de electricidad y alimentos se apuntan entre las causas

Los representantes del comercio isleño hablan de un retroceso en las ventas M. Massutí

"La fiesta en el consumo balear que vivimos entre 2015 y 2017 se ha acabado. Este año hemos detectado un debilitamiento que creemos que se va a mantener durante los próximos ejercicios", afirma el representante de una gran empresa implantada en las islas. Y no es el único que habla en esos términos, porque los responsables de las patronales de comercio y restauración, especialmente vinculados al gasto que hacen las familias isleñas y los turistas, también lamentan esta situación, y en su caso hablan de caídas en su facturación "de dos dígitos" (es decir, superiores al 10%). El director de la Fundación Impulsa y catedrático de Economía Aplicada en la Universitat, Antoni Riera, rechaza que se pueda hablar de tasas negativas, pero coincide en que el consumo de las familias y la inversión de las empresas han levantado el pie del acelerador y pierden velocidad.

Según los sectores empresariales, el problema no radica solo en que los residentes en las islas estén moderando el gasto que realizan, sino que extienden este fenómeno al desembolso que realizan los turistas, a los que asignan un escaso poder adquisitivo. Según un representante del sector comercial, durante este verano se ha registrado un elevado número de compras de escaso valor, pero se ha detectado una apreciable caída en las que tienen un valor medio-alto. O lo que es lo mismo, el visitante ha salido de los comercios con bolsas con muy pocos productos en su interior.

Esta reducción en los ingresos es expuesta tanto por el portavoz de la patronal de comercio Afedeco, Pedro Mesquida, como por el presidente de la Asociación de Restauración de Mallorca, Alfonso Robledo, y es apuntada igualmente por representantes de otras empresas vinculadas a estas actividades, desde las que se señala que hasta los establecimientos de alimentación han detectado este frenazo.

Las causas, en opinión de los representantes empresariales, son varias, y entre ellas incluyen unos gastos relacionados con la vivienda (con especial referencia a los alquileres) que cada vez dejan menos margen a las familias para afrontar otros desembolsos. Además, se reconoce que aunque los salarios de las islas están creciendo en muchos sectores más que la media nacional, éstos siguen siendo más bajos y en muchos casos se percibe solo durante la temporada turística.

Se añade que durante este ejercicio se ha registrado un cambio fundamental: un fuerte recorte en la llegada de turistas que se alojaban en viviendas de alquiler, lo que supone un impacto adicional, especialmente en el comercio de alimentación.

El director de la Fundación Impulsa afirma que no se puede hablar de retroceso del consumo, pero sí de pérdida de velocidad, vinculada en parte a un repunte de la inflación, especialmente intensa en materia energética y en alimentos no elaborados, y a una moderación en el ritmo de crecimiento del empleo.

La economía isleña entra en una nueva etapa sin fuertes crecimientos

El director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera, evita dar señales de alarma, y reconoce que la pérdida de velocidad que se está detectando en el consumo de las familias y en la inversión empresarial reflejan la entrada de la economía de las islas en una nueva etapa, en la que paulatinamente irán desapareciendo los grandes crecimientos para ser sustituidos por evoluciones más moderadas, y en la que el objetivo ya no es salir a flote como sucedía al salir de la crisis, sino mantenerse en la superficie. Esta situación la define como una "fase de madurez".

Antoni Riera señala varios factores que explican esa pérdida de intensidad en el consumo de las familias, y una de ellas es que los precios comienzan a repuntar, con un alza del 1,8% durante el segundo trimestre del año, cuando e el primero lo habían hecho solo un 0,9%. Pero además, la subida está siendo especialmente intensa en áreas muy sensibles para el bolsillo de los ciudadanos, como son los productos energéticos, con un 6,3%, o en alimentos no elaborados.

A ello suma que el ritmo con que crecía el empleo en las islas también tiende a moderarse, al bajar de tasas del 5% al 3,5% actual.

Pero Riera añade un elemento expuesto también por las patronales de las islas: el coste de acceso a una vivienda, sea en compra o en alquiler, está aumentando en el archipiélago a un ritmo extraordinariamente intenso, lo que deja un margen cada vez menor al gasto que se puede realizar en otros ámbitos, como el señalado de la restauración. Prueba de ello es el debilitamiento que se detecta en factores como la matriculación de automóviles.

En el caso del comercio, el director de la Fundación Impulsa recuerda además que lleva años dándose una concentración en este sector, con un peso creciente de las grandes empresas en detrimento de los pequeños establecimientos, a lo que se suma la competencia por internet.

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