El idilio entre el grupo ecologista GOB y Més, antes PSM, se ha roto después de más de tres décadas de ir de la mano. Un divorcio no exento de polémica entre dos organizaciones que llevan 30 años fotografiándose juntas detrás de la pancarta en defensa del territorio de Mallorca. La gota que ha colmado el vaso de la ruptura idílica entre ecologistas y ecosoberanistas ha tenido lugar esta semana. Las declaraciones de Miquel Ensenyat, presidente del Consell y candidato de Més, acusando al GOB y a Terraferida de "estar de vacaciones cuando gobierna el PP", a raíz de las críticas ecologistas contra la "autopista de Llucmajor a Campos", han acelerado el divorcio entre dos entidades "hermanas", según el excoordinador de Més David Abril.

La relación sentimental entre el GOB y el PSM se remonta a mediados de los años 80, cuando se impulsó el movimiento ecologista para evitar la urbanización de sa Dragonera. Aquel momento es considerado un hito en la historia de Mallorca. Sin embargo, el idilio de GOB y de nacionalistas se fraguó como una alianza sólida a principios de los años 90, cuando el Govern de Biel Cañellas sacó la Ley de Espacios Naturales (LEN). Allí el GOB jugo un papel fundamental para la preservación del territorio y la protección de muchas zonas emblemáticas. No obstante, sin la colaboración del PSM habría sido imposible. Mientras el GOB se encargaba de la lucha en los ámbitos ecologistas, el PSM era el catalizador para movilizar las bases de la población de izquierdas contra una norma que de haber salido como pretendían desde el Consolat de Mar, Mallorca ahora sería muy diferente de lo que es en la actualidad.

La relación de GOB y PSM siguió adelante en los próximos años y codo con codo organizaron movilizaciones históricas para defender de los urbanizadores parajes que ahora son icónicos. Es el caso de Capocob en Llucmajor, Punta de n'Amer en Sant Llorenç, s'Estalella o sa Canova de Artà, Cabrera o Mondragó de ArtàSantanyí

Ses Covetes consolidó la alianza

A mediados de los años 90 se produjo un hecho donde los lazos del PSM y del GOB se estrecharon para durar hasta nuestros días en que Ensenyat ha estado a punto de enviar el matrimonio al divorcio definitivo. Se inicia la campaña contra la urbanización ilegal de ses Covetes en Campos. Años y años de recursos sufragados por ambas entidades consiguieron que los bloques de hormigón desaparecieran de una zona de alto valor ecológico. Veinte personas del PSM y del GOB, entre ellos sus máximos dirigentes como Pere Sampol, Antoni Alorda, Miquel Àngel March o Macià Blázquez, pusieron sobre la mesa un aval de 20 millones de las antiguas pesetas para que el juez dictaminara la paralización de las obras. Un aval que no recuperaron hasta 17 años después. Era la prueba de solvente del idilio entre el GOB y el PSM.

En 2003, siendo presidente del Govern del primer Pacto de Progreso Francesc Antich, tuvo lugar la primera protesta del GOB contra la izquierda. Escenificaron la construcción de un muro ante el Consolat para criticar que no se hubiera puesto freno a la construcción masiva. Sin embargo, el GOB tuvo especial mimo con sus críticas y atacaron al PSOE y a su socia, la UM de Munar. En todo momento salvaron a sus hermanos del PSM o el Bloc.

Sin embargo, las hostilidades se han desencadenado durante esta legislatura. Primero con la protesta contra el anterior conseller de Turismo y vicepresidente Biel Barceló, donde los ecologistas se plantaron ante su conselleria con caretas para criticar que no pusiera freno al alquiler turístico. Aquello ya provocó una crisis matrimonial de calado entre el ecologismo y Més. Los proyectos viarios del Consell ha sido otro punto de desavenencia en este mandato. Unos proyectos que gestiona el PSOE pero quien preside la institución es Més.

Los ataques entre hermanos han llegado estas últimas semanas con la carretera de Llucmajor a Campos y se ha focalizado contra el presidente del Consell, el nacionalista Miquel Ensenyat. Primero recriminando al GOB que no quería "llevar ningún muerto" sobre sus espaldas y después asegurando que los ecologistas son más duros con la izquierda.

Las bases históricas de Més reaccionaron para evitar la ruptura definitiva. Emitiendo un comunicado y calmar a históricos ecologistas como, por ejemplo, Xavier Pastor. Hay voluntad de arreglo entre ambas partes, pese a que reconocen que la reconciliación será complicada. Macià Blázquez, expresidente del GOB le hizo un llamamiento a Més: "Ensenyat debe tener un poco más de cariño hacia el GOB y Terraferida, al final todos pensamos lo mismo".