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Opinión

Tráfico de personas y de sentimientos

Tráfico de personas y de sentimientos

Es importante que Mallorca reciba periódicamente un aldabonazo que le recuerde su ubicación a medio camino entre Europa y África. La oleada más espectacular de pateras y seres humanos debe enmarcarse en primer lugar como una visita pintoresca de los vecinos, nunca de los extranjeros.

A partir de ahí, las exigencias son compartidas. La presidenta del Govern, que profesa de solidaria ejemplar con fondos ajenos, se vanagloriaba el martes en el Parlament de listas de espera de seis meses para una intervención quirúrgica. Es decir, mallorquines que han pagado durante décadas el equivalente a más de mil euros anuales per cápita en Sanidad, son sometidos a la tortura de una prolongación de su sufrimiento sin abordarlo. A menudo, en condiciones lacerantes que no soportaría un alto cargo autonómico.

Las pateras demuestran que las listas de espera y los barracones son más graves en otros países limítrofes. Sin embargo, los sacrificios adicionales que la izquierda cañí impone a los demás deben analizarse con sumo detenimiento. Papeles para todos, pero no como concesión, sino desde la exigencia democrática de que llegar en un supuesto barco humanitario con identidad falsa no supone un aval frene a los contribuyentes humillados a diario como ganado en Son Sant Joan.

A falta de conocer las características de las pateras de ayer, aportan un nuevo ejemplo del tráfico de personas y de sentimientos. Las mafias de la droga han cambiado de producto, por la simple razón de que un kilo de carne humana les reporta mayores beneficios que un kilo de hachís. Y se ahorran la distribución, que corre a cargo de la falsa bondad.

Por fortuna, incluso partidos de izquierda como Die Linke en Alemania han advertido que el progresismo desenfocado respecto al tráfico de personas arruina las perspectivas electorales de la izquierda, y favorece el auge imparable de la ultraderecha moderada. La fusión con los vecinos es más inevitable que deseable, pero después de aclarar quién paga aquí.

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