El Centro Oceanográfico de Baleares (COB) tendrá desde mañana un nuevo director “accidental”, Antoni Quetglas, que sustituirá a la anterior responsable Salud Deudero tras su renuncia a consecuencia de su hartazgo por tener que lidiar con interminables trámites burocráticos que, denunció, lastra la actividad científica y la actividad cotidiana de la institución científica.

Quetglas destaca que su nombramiento “en principio, no es definitivo. Estaba ejerciendo de director accidental y tras el cese oficial de Salud (Deudero), desde Madrid me pidieron que continuara mientras se decide qué persona dirigirá la institución. Y no me he negado porque ya estaba ejerciendo como tal, firmando los diferentes procedimientos administrativos para que el centro no se pare”.

Quetglas desconoce qué criterios seguirá el Instituto Español de Oceanografía (IEO) para designar a la persona que le reemplace, aunque recuerda que siempre ha dirigido el COB alguno de los funcionarios que trabajan en él. “No sé el tiempo que tardarán porque, con esta situación de colapso en la que vivimos, no hay muchos candidatos”, revela.

“Se deben estar haciendo gestiones para ver si hay alguien que quiera ejercer de director aunque es Madrid quien tiene la última palabra en el nombramiento”, intuye este investigador especializado en capturas y descartes de recursos pesqueros demersales (especies que viven en el fondo marino o en sus cercanías) que llegó al COB en el año 1995.

Preguntado sobre qué actuaciones más urgentes debe acometer durante esta dirección “accidental”, Quetglas confiesa que solo ha tenido una breve reunión con Deudero para el traspaso de poderes que se sustanciará mañana, jueves, y que realmente no está todavía del todo al día.

“Habría que solucionar lo del barco amarrado (en alusión al buque oceanográfico Francisco de Paula Navarro, que tiene el motor gripado y está inoperativo desde febrero de 2017 esperando que Madrid autorice el gasto para repararlo) y, sobre todo, la falta de agilidad en los trámites administrativos”, señala admitiendo que no confía en una rápida solución a una problemática que, como su predecesora, denuncia que está lastrando la actividad investigadora del COB.

“Se están generando muchos proyectos científicos que vienen dotados con fondos europeos y que no se pueden materializar por la falta de agilidad administrativa. Por ejemplo, Europa te concede 200.000 euros para un estudio a desarrollar en cuatro años y tenemos que devolverlos porque Hacienda no autoriza el gasto. De qué nos sirve hacer una Ciencia muy competitiva y conseguir financiación para nuestros proyectos si al final no podemos realizarlos”, lamenta Quetglas para concluir.

Por su parte, la directora saliente tras dos años al frente de la institución, Salud Deudero, que confirma que cesó en su cargo el viernes de la semana pasada, admite que “me duele tener que dejarlo. Están reforzando la burocracia ya que han implantado nuevos procedimientos que no agilizan nada. No es normal tener que rellenar tres formularios para salir a bucear una hora”, lamenta esta científica que revela que en enero solicitaron unos nuevos ordenadores más potentes en los que poder almacenar los datos de sus investigaciones y que estos no llegarán hasta noviembre. “Y eso que son nuestra herramienta de trabajo”, concluye.