Las interminables colas en el control fronterizo del aeropuerto de Son Sant Joan se han reducido considerablemente. Ahora, en apenas 15 segundos, el viajero ha pasado el examen. Antes tardaba alrededor de seis minutos. Un avance en "tiempo y productividad" que ha sido posible gracias al nuevo sistema de control de pasaportes electrónicos, que comenzó a funcionar el pasado mes de julio en Son Sant Joan.

Según detalla José Antonio Álvarez, director del aeropuerto de Palma, se trata de un sistema sofisticado y eficiente que ha permitido ofrecer a los usuarios un servicio de mayor calidad así como mejorar el trabajo de los agentes de policía.

Para ello, Aena ha invertido más de diez millones de euros y ha contratado a 35 agentes de policía más. Así, el sistema de control de fronteras ha pasado de tener seis cabinas manuales a 12, además de 80 nuevas cabinas electrónicas. A efectos prácticos, este aumento de equipamiento se traduce en que "las colas han desaparecido prácticamente".

Unos resultados que han sido valorados por la delegada del Gobierno, Rosario Sánchez: "Ahora el tiempo de espera es cortísimo y ha sido gracias a la colaboración entre Aena, el aeropuerto de Palma, el ministerio del Interior y Jefatura de la Policía Nacional en Balears".

Cómo funciona

El sistema es muy sencillo, dicen desde Aena. El viajero solo debe cumplir dos requisitos: tener el pasaporte electrónico, también denominado pasaporte biométrico, y ser mayor de edad.

Los auxiliares técnicos guían a los viajeros. "Usted pase por aquí", comenta una trabajadora. "Usted, por favor, pase al otro", añade. El extranjero se acerca a la máquina. La auxiliar le indica dónde debe depositar el pasaporte -una pequeña pantalla digital, semejante a las de las estaciones de metro-. Mientras coloca la documentación en el sistema, la auxiliar le señala que debe mirar a la cámara. El pasajero sigue las instrucciones sin decir palabra. Quince segundos después, la puerta se abre.

Antonio Jarabo, el jefe superior de la Policía Nacional, destaca que este sistema es muy completo y más eficaz que el anterior. ¿Por qué? Porque analiza tres aspectos en menos tiempo. La máquina primero verifica que el pasaporte electrónico entregado no es falso. En segundo lugar, la cámara comprueba que el pasajero es la misma persona que aparece en la fotografía del documento -lo hace a través del chip del pasaporte, que contiene datos biométricos relativos a la imagen facial del titular del documento-. Y finalmente coteja la base de datos de la Policía Nacional del Escorial. Todo ello, "en un tiempo récord".

Antes de la implantación de este sistema electrónico era un agente de policía el que debía revisar el documento, la imagen, la base de datos, etc. "Todo ello retrasaba el proceso", continúa Jarabo. Aunque aún hay pasajeros que pasan por el control manual. Son los menores de edad acompañdos por sus padres, las personas majores y aquellos viajeros que no disponen del pasaporte electrónico.

Un grupo de más de cien personas acaba de salir del avión y debe pasar el control de salida. En apenas cinco minutos ya no hay nadie. "Con el sistema anterior hubiéramos tardado muchísimo", concluye el jefe superior de la Policía Nacional.