En el archipiélago hay unas 2.350 mujeres en situación de prostitución, de las que alrededor de 600 se dedican a esta actividad de forma intensiva, con un volumen mínimo de 20 servicios semanales, según las conclusiones del informe elaborado por el Grup d'Estudi de la Prostitució a les Illes balears (GEPIB) y firmado por el doctor en Sociología de la UIB Lluís Ballester.

En torno a 100.000 hombres constituyen la clientela, incluyendo tanto a residentes como a trabajadores temporales y turistas, de los que entre 4.700 y 4.900 son habituales, con la compra de cinco o más servicios sexuales cada mes, según se destaca. El negocio que la prostitución genera en las islas se estima en unos 50 millones de euros anuales.

Estas cifras van acompañadas de dramas humanos, según se subraya desde las organizaciones que trabajan con estas mujeres, como el Casal Petit o Médicos del Mundo, dado que la inmensa mayoría se encuentran en esta situación por ser víctima de trata o por problemas derivados de la precariedad económica debido a la falta de alternativas profesionales, en muchos casos acompañada de la necesidad de mantener a hijos o a otros familiares.

A todo ello hay que sumar un aumento de la vulnerabilidad de este colectivo, fruto de la necesidad de trabajar en la calle, o en viviendas con alquileres cada vez más altos que hacen necesario realizar un número creciente de servicios sexuales para poder hacer frente a estos gastos.