Javier Lozano tiene cinco hijos. María, de seis años, tiene Síndrome de Down y acude al colegio Marian Aguiló, donde aunque al principio tuvieron que batallar para lograr un Auxiliar Técnico para acompañar a su hija, ahora aseguran encontrar un equipo aliado y buena predisposición. Lozano recuerda que lo que están reclamando, una escuela inclusiva, está recogido en acuerdos internacionales a los que España está adherida y que, por tanto, debería cumplir. Defiende la inclusión ya que cree que los niños así "maduran mejor, aprenden más y desarrollan más su potencias al convivir con la diversidad". Este padre cuestiona determinadas prácticas del sistema educativo actual, como la adaptación currícular significativa (ACI): "Es como un foso en el que caes y del que ya difícilmente podrás salir, parece imposible que vuelvas a subir las escaleras". Además, ahora mismo, tal y como está redactada la normativa, señala haber estudiado con una adaptación curricular significativa impide titular. Y si quieren que su hijo siga estudiando al acabar la etapa obligatoria, la única opción son entonces los centros especiales. Reclaman más caminos posibles para sus hijos.