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Educación

El talento universitario se despide

Múltiples estudiantes de Santa Maria del Camí que cursan su grado fuera de Mallorca disfrutan de sus últimos días en la isla

Diversos universitarios de Santa Maria estudiarán fuera durante este curso. g. bosch

Estudiar fuera de Balears es una tendencia constante en los universitarios de las islas. Durante el curso 2017-2018, un total de 1.175 alumnos decidieron emprender una experiencia que es "inigualable" y "una pasada", según explican Toni Canyelles y Bernat Batle, dos estudiantes mallorquines que están en Barcelona estudiando ingeniería civil e informática, respectivamente.

En el caso de Santa Maria, son bastantes los universitarios que este año estarán cursando un grado fuera de Balears, siendo la provincia de Barcelona la región con más presencia de santamariers, aunque hay otros destinos como Lleida, Navarra, Valencia y Madrid. Además, dos jóvenes de esta localidad de Es Raiguer se irán a estudiar fuera de Mallorca por primera vez. Estos son Jaume Canyelles, que durante el curso 2018-2019 hará la carrera de turismo en la universidad de Szczecin, en Polonia, gracias al programa de intercambio Erasmus, y Jaume Crespí, que durante un año hará un máster dentro del grado de Pedagogía en la Universidad de Barcelona (UB).

La elección del centro

La primera responsabilidad de los estudiantes es elegir la universidad donde cursará el grado. Algunos de ellos escogieron sus centros por el simple hecho de que la carrera no se hace en la UIB, y es que más de la mitad de los universitarios baleares que se fueron el año pasado, 695 concretamente, lo hicieron por este motivo, como pasa con las carreras de Periodismo, Comunicación Audiovisual, Bellas Artes o Veterinaria, entre otras. Este fue el caso de Antonia Amengual, que estudia Veterinaria en el CEU Cardenal Herrera de Valencia, o también Gonzalo Mota, que cursa Economía y Finanzas en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Otros, en cambio, estudian fuera por el estatus de sus universidades en su campo, como por ejemplo Margalida Cañellas, alumna de Medicina, que escogió la Universidad de Navarra porque "está muy bien considerada dentro de este ámbito a nivel español". En el caso de Jaume Canyelles, "escogí Polonia porque tengo referencias muy positivas de compañeros que han estado ahí de erasmus en años anteriores", además que este es un país "con mucha historia vivida".

Oto aliciente para elegir una ciudad u otra puede ser la familia, como con Clara Jiménez, estudiante de Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), que el hecho de que tuviera ya una parte de la familia viviendo en Valencia "hace que vayas más seguro".

El inicio de septiembre ya marca la cuenta atrás para volver a la ciudad en la que se estudia, y es hora de hacer las despedidas con la familia, los amigos... Casi todos los estudiantes coinciden en que antes de irse por primera vez, los nervios están más que presentes, sobre todo porque "no conoces nadie y no sabes si caerás bien, si harás amigos, cómo serán los profesores€ todo", explica Guida Sbert, una santamariera que hace Medicina en la UB y que ahora empezará el tercer curso.

El temor es un sentimiento que también se apodera de algunos universitarios. En el caso de Mateu Calafat, que hace Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), por este motivo estudió el primer año de Ingenería Industrial en Mallorca, aunque en segundo ya decidió marcharse a Terrassa, pero "me he dado cuenta que tendría que haber ido a la ciudad condal", algo que no hizo desde el principio porque el cambio del pueblo a una gran ciudad "podría ser demasiado".

Además, en el caso de Clara Jiménez, se equivocó de día cuando tenía que coger el avión, y esto hizo que "me pusiera aun más nerviosa" antes de irse, "pero compré otro vuelo a las siete de la mañana y ya estuvo".

En cambio, hay universitarios que no tuvieron miedo a la hora de marcharse como Pere Martí, que hace Comunicación y Periodismo Audiovisual en la Universidad de Lleida (UdL), el cual "tenía muchas ganas e ilusión", o Margalida Cañellas, que "de primeras tenía muchas más ganas que miedo, me adapté bastante rápido a la ciudad y la verdad es que ya me hace ilusión volver". Por su parte, Jaume Canyelles explica que no teme irse a Polonia solo, y es que "ahí habrá muchos más Erasmus con la misma situación que la mía".

Otra preocupación de los estudiantes es el lugar donde vivir, y básicamente se presentan dos opciones: una residencia o un piso. En este aspecto hay opiniones dispares en los santamariers. Por una parte, vivir en una residencia es una experiencia "extremadamente buena" según Guida Sbert, y una decisión "totalmente recomendable por la vida social que haces ahí", tal y como explica Gonzalo Mota.

Además, Bernat Batle apunta que en su caso, que está en la Vila de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la residencia permite "no estar nunca solo pero tener tus momentos para el estudio". Aun así, Mateu Calafat explica que es mejor hacer el primer año en la residencia y luego irse a un piso, como ha sido su caso, "si quieres centrarte realmente en la carrera". Esta última opción, la del piso, ha sido elegida por otros universitarios, que también han mostrado su satisfacción por esta decisión, como Pere Martí, que en sus dos años de piso en Lleida no ha tenido ningún problema con los compañeros, según explica. En el caso de Jaume Crespí, "siento ciertos nervios porque empezaré mi andadura este año y aún no sé con quién compartiré piso durante este año".

Añoranza de Mallorca

El hecho de irse del pueblo y dejar a la familia y amigos hace que se sienta añoranza de sa roqueta y de la gente, aunque es un sentimiento que, para algunos, va disminuyendo con el paso del tiempo. "En mi primer año venía una vez por mes, pero el año pasado solo vine por Navidad y Pascua", explica Toni Canyelles. Otros, como Bernat Batle, echaron de menos Mallorca a final de curso, "cuando ya estaba cerca de volver", explica. Además, Guida cuenta que cada vez que se vuelve a casa "intentas disfrutar más la estancia en Mallorca", y te acostumbras a pensar que "vas por un finde y vuelves". Aun así, tal y como cuenta Jaume Crespí, antes de irse "dices que no echarás de menos la isla", pero que cuando se esté ahí "sentirás añoranza, sa roqueta se hace querer".

De esta manera, son muchos los desafíos a los que se enfrentan los universitarios que deciden cursar sus estudios lejos de Mallorca, pero al fin y al cabo todos coinciden en que no se arrepienten de hacerlo, "estudiar fuera se tiene que probar por lo menos un año, ya que te hace ver las cosas de distinta manera", afirma Pere Martí, y a veces es mejor lanzarse a esta aventura porque, tal y como cuenta Antonia Amengual, "si me llego a quedar aquí por miedo a irme, me hubiese arrepentido". Sin duda, el dilema de estudiar o no fuera de la isla siempre será uno de los más importantes en la vida de los jóvenes estudiantes.

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